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La sombra de Charles Taylor planea sobre Mallorca, y eso que el presunto genocida está siendo juzgado en La Haya (Holanda) por crímenes contra la humanidad. Empresarios y particulares de la Isla están recibiendo cartas en las que el ex presidente de Liberia, a través supuestamente de su hijo, les ofrece un suculento negocio con intereses del 30 por ciento. Se trata de una estafa antigua que regresa de forma cíclica y la policía teme que de nuevo haya embaucados en Mallorca.

Al inicio de la misiva, con sello de Tanzania, el supuesto hijo del ex presidente de país africano explica que su padre «es un buen hombre y todo lo hizo por nuestra gente, por Liberia». A continuación, añade que «le estoy contactando con la esperanza de que podamos desarrollar una cordial relación de negocios que pueda ser beneficiosa para los dos». Llegado este momento, Charles Taylor Jr. recurre a una relación inexistente entre su padre, el ex presidente, y el remitente de la carta: «Mi padre me dio su dirección cuando yo lo visité el 18 de noviembre de 2009 y me comentó que tenía mucha confianza en su persona».

Cualquier persona ligeramente avezada puede descubrir entonces, si no lo ha hecho antes, que se trata de una clamorosa estafa. Sin embargo, la policía y la Guardia Civil temen que algunos de los destinatarios de las cartas piquen por codicia. «Mi padre mantiene una suma de dinero, 177 millones de dólares, en una caja de seguridad a nombre de un amigo suyo de su misma nacionalidad, pero este amigo murió el 25 de julio de 2009 en un accidente de tránsito», agrega el presunto estafador.

Instrucciones

Acto seguido relata que su padre «me ha dado instrucciones para invertir este dinero -se refiere a los 177 millones- en su país y yo le ofrezco el 30%, más el 10% de los beneficios después de impuestos por los próximos 5 años».

Charles Taylor junior se despide explicando que, en la actualidad, se encuentra en «situación de asilo» en Tanzania y advierte que ya ha contactado con el director del banco «en el cual mi padre tiene el dinero». El primer paso está dado. El siguiente es que el destinatario responda a la carta y facilite sus datos personales: entonces la estafa comienza a consumarse. Y eso que el célebre exterminador africano sigue en una celda de La Haya.