Raúl, rodeado de su familia, uno de sus grandes apoyos. | Julio Bastida

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«No quiero su dinero, lo único que pido es que se pudra en la cárcel quien me hizo esto». Con estas duras, enérgicas y contundentes declaraciones mostraba Raúl Mestre Gomis su rabia. El joven palmesano de 21 años de edad, fue arrollado brutalmente y arrastrado más de 200 metros por el conductor de un Jaguar el pasado domingo día 23 de mayo.

Desde entonces, Raúl permaneció en la UCI del hospital de Son Dureta varios días, fue intervenido quirúrgicamente en cuatro ocasiones, los médicos lo mantuvieron sedado por espacio de 22 días, se le han realizado más de 32 injertos de piel y las primeras semanas después de producirse el accidente se debatió entre la vida y la muerte.

«Ha sido un milagro que este vivo. Los médicos no eran muy optimistas y las esperanzas de salir vivo, según me cuentan mis familiares, eran mínimas», afirma el joven, visiblemente emocionado.
Llega el momento y le preguntamos por los recuerdos que tiene del día en el que sucedieron los hechos, (se produce un silencio), Raúl toma aire y contesta: «La verdad es que no me acuerdo de nada. Estoy recibiendo ayuda de los psicólogos para tratar de recuperar la memoria, pero poco te puedo decir. Me acuerdo que acudí a Titos y que me hice una foto con el 'Paquirrín'. A partir de ese momento no logro acordarme de nada», añade Raúl.

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Los familiares que le acompañan durante la entrevista irrumpen en la misma y comentan: «Las secuelas serán de por vida. El conductor del Jaguar le ha destrozado la vida. Cuando Rául recobró el conocimiento nos echaba de la habitación, sólo quería estar a oscuras y no quiso recibir visitas. Ha sido muy duro».

Testimonio

Por otra parte, Raúl afirma que uno de sus amigos y testigo presencial de los hechos le reconoció que estaba apoyado en el Jaguar y que mantuvo una discusión verbal con el conductor. Fue entonces cuando, incomprensiblemente, según el testigo se marchó el coche y regresó pasados unos minutos y arremetió contra Raúl.
«Me han destrozado la vida. Yo iba a ingresar en las Fuerzas Armadas. Ya tenía todos los papeles y me faltaba ultimar un certificado de estudios. Ahora, así como estoy no podré acceder nunca», concluye.

La entrevista tiene que detenerse. Raúl Mestre no se encuentra bien. Sus familiares son muy claros y contundentes: «Hemos sufrido mucho y lo único que pedimos es que la justicia cumpla con su cometido y no se deje influenciar. No queremos que porque el conductor sea de familia de un alto poder adquisitivo tenga trato de favor. Nosotros somos personas que creemos en la honestidad de los jueces y, por el momento, el magistrado está demostrando que no se deja influenciar. Como dice Raúl, el conductor que pague por lo que ha hecho», concluyen.