El testigo aseguró haber intentado retener a De Abarca cuando Niculai estaba retenida en la parte trasera del coche. | Alejandro Sepúlveda

TW
41

Las acusaciones particulares que representan al novio y a la familia de Ana Niculai estudian reclamar algún tipo de responsabilidad al Estado, ya que consideran que se pudieron producir negligencias que permitieron a Alejandro de Abarca terminar con su vida.
A esta impresión de los abogados de las acusaciones, Antoni Monserrat y Enric Patiño, contribuye el testimonio de un hombre que declaró ayer ante la juez que instruye el caso. Éste dijo haber visto a Niculai y de Abarca en Palma en torno a las tres de la tarde y señala que avisó a un agente de policía. El testigo señala que estaba en la Porta de Sant Antoni cuando una mujer le avisó de que había visto a una joven que pedía ayuda dentro de un coche. Dijo que se acercó a ver qué ocurría y que, en ese momento, Abarca salió de un bar donde había tomado una cerveza y se subió en el coche. El testigo dice que intentó detener el vehículo pero que el asesino arrancó y les perdió de vista.
A continuación, el testigo dice que fue a avisar a una pareja de policías que había en la calle. Éstos identificaban a unas mujeres y no le hicieron caso, pero más tarde abordó a otro al que sí relató lo ocurrido. Al igual que este testigo, una prostituta de la zona también dijo que vio sobre esa hora al secuestrador y a la víctima y que avisó a un policía amigo suyo de que una joven pedía ayuda dentro de un Audi A-4. A esa hora, los familiares de Ana Niculai ya habían denunciado la desaparición de la joven y que cuando se la perdió de vista iba en el coche en la que fue secuestrada.
El otro aspecto en el que podría haber una responsabilidad por parte de la Administración es en el hecho de que de Abarca era un preso fugado. El detenido llevaba aproximadamente un año en tercer grado internado en el centro de inserción de Palma. Tras un fin de semana de permiso tenía que regresar al centro, algo que no hizo. El detenido estuvo ese fin de semana en Felanitx, donde cobró dinero por unos trabajos que había realizado durante varios permisos. Después estuvo en la noche del domingo de fiesta y robó una bicicleta en la que llegó hasta el aparcamiento de Palma en el que secuestró a la joven.
La investigación sigue pendiente de las pruebas encargadas por la juez sobre si la joven tenía restos de heroína cuando falleció y sobre las muestras tomadas al asesino para determinar si hubo abusos sexuales.