El acusado, durante el juicio. | Alejandro Sepúlveda

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«No estaba tan mal como para que se muriera al día siguiente». Hermenegildo Fernández, el acusado del asesinato de Laura Gallego en Marratxí cambió ayer de plano su versión de los hechos. El acusado, responsabilizó de la muerte de la joven a dos sicarios colombianos que relacionó con el 'clan de La Paca' y con una discusión por drogas en el poblado de Son Banya. Según Hermenegildo, él y su entonces pareja llevaban toda la noche del 13 de septiembre de 2008 fumando cocaína. «Ese día pasó de todo», dijo. La joven, según su versión, fue al poblado dos veces a comprar droga y la pagó con dinero falso que habían conseguido. En el segundo viaje habría sido sorprendida y dos mujeres la dieron una paliza. Más tarde, dos colombianos la acompañaron al garaje de Marratxí en el que vivía la pareja y les exigieron el pago de 36.000 euros. Además les golpearon a ambos. Cuando se fueron, Hermenegildo dice que reprendió a Laura, que le limpió las heridas y que la joven se fue a la cama.
«Cuando me desperté, a lo primero creí que estaba durmiendo y fue a un bar a por tabaco. Luego la desperté y ví que ya estaba tiesa. Cuando la ví muerta me volví loco e intenté reanimarla». El acusado no fue capaz de aclarar qué heridas llevaba la joven esa noche cuando se fue a dormir. También dijo que se deshizo de los billetes falsos que aún tenían en casa. Preguntado por la fiscal por qué hasta ayer nunca había dado esa versión de los hechos, se excusó en el miedo: «Ahora ya está desmontado lo que era esa familia», dijo, en referencia al 'clan de La Paca'. Otro detalle que dio es que, precisamente este fin de semana supo por otros dos internos, «gente muy chunga» de que uno de los sicarios colombianos habría muerto y que su cuerpo está en un descampado de Marratxí.
Frente a su versión, las acusaciones sostienen que mató a la joven a golpes y piden penas de hasta 25 años de prisión, en el caso de la acusación particular. Ayer, una vecina señaló que una semana antes de la muerte de Laura Gallego oyó al acusado amenazarla: «Si te callas no pasará nada, pero como digas algo te mato», contó la vecina que oyó decir al acusado. Por su parte, la madre de la víctima declaró que al menos en dos ocasiones vio a su hija con moratones. Un día, la víctima llegó a casa muy enfadada con su pareja y dijo a su madre: «Estoy harta de mantener a chulos». Sin embargo, volvió al garaje: «Ya no supe más de ella», dijo la madre.
El hermano de la víctima, por su parte, señaló que el acusado se le acercó un día en la cárcel: «Me llamó y me dijo que le perdonara, que había perdido la cabeza y que no sabía lo que había hecho». Por contra, otro preso ratificó que vio a la joven discutir con una mujer en el poblado de Son Banya por un problema de drogas.
Por último, dos testigos ratificaron los movimientos del acusado antes de que avisara a la policía local de Marratxí que la joven había muerto. Así, la camarera de un bar dice que primer llegó al local tranquilo a comprar tabaco y que, una hora más tarde llegó muy alterado y que avisió entonces a dos policías que había en el bar.

Policía

Uno de los policías locales a quienes acudió el acusado de asesinar a su pareja en Marratxí para ponerles en conocimiento de que su compañera sentimental se encontraba «muy mal», afirmó hoy ante el tribunal del jurado que cuando Hermenegildo F. les acompañó a la vivienda donde certificaron que Laura G. estaba fallecida «parecía que interpretaba una comedia o un papel» al explicar los hechos.

En su intervención como testigo durante el juicio que se celebra desde ayer en la Audiencia Provincial, el agente recordó que el 13 de septiembre de 2008, mientras tomaba un café con un compañero en un bar, vieron llegar al presunto asesino que «se sorprendió al vernos, se quedó helado y dudó de si entrar o no». Sin embargo, finalmente se acercó a ellos para pedirles ayuda ya que su novia «estaba muy mal».

«Comprobamos que había muerto de forma violenta porque presentaba muchos moratones, y Hermenegildo, haciendo como que lloraba, se defendía constantemente diciendo que él no había sido», aseveró el policía local de Marratxí durante la vista, cuya segunda jornada arrancó con más de una hora de retraso por la tardanza en conducir al acusado desde la cárcel de Palma con motivo de la huelga de funcionarios que tiene lugar hoy.