Uno de los africanos heridos, que sangra de forma abundante, habla con un policía local. Foto: VASIL VASILEV

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Ardió la noche en Cala Major. Un fin de semana más, como ya suele ser tristemente habitual en aquel enclave palmesano, se registraron ayer graves incidentes entre bandas rivales, esta vez en el interior de una discoteca.

A las cuatro y media de la madrugada todos los agentes disponibles del GAP (Grup d'Acció i Preventiva) fueron movilizados para que se trasladaran a una conocida discoteca de Cala Major, donde se estaba produciendo una auténtica batalla campal.

Una docena de funcionarios, apoyados por motoristas, tomaron aquella zona y accedieron al interior del local, que había sufrido cuantiosos daños materiales durante la refriega tumultuaria. Testigos presenciales indicaron que dos bandas rivales de subsaharianos, la mayoría de ellos nigerianos, se habían enfrascado en una violenta pelea a patadas, puñetazos y también con botellas rotas. Había varios heridos, que sangraban de forma abundante y fueron atendidos por los servicios médicos.

Cuando las primeras patrullas con sirenas llegaron a Cala Major la estampida de implicados fue generalizada, de ahí que en los primeros minutos de la intervención policial sólo se pudiera detener a tres de los africanos. Los motivos de la batalla campal no han trascendido, pero los testigos coincidieron en que fue «muy violenta».

Casi dos horas después de que la Policía Local se desplegara, uno de los implicados regresó a la discoteca armado con una pistola y amenazó al dueño para que retirara la denuncia que había interpuesto por los daños. fuentes policiales explicaron que en la zona hay tres locales nocturnos donde se suceden los incidentes: uno está frecuentado por rumanos, otro por latinos y el tercero por africanos. Los vecinos de Cala Major hace tiempo que critican la inseguridad nocturna en la zona y que determinadas bandas pugnan con otras rivales para hacerse con el control.