El matrimonio, al inicio de juicio que les encausa por abusar de sus dos hijos en el domicilio familiar.

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Un matrimonio de Llucmajor protagoniza en la Audiencia Provincial de Palma uno de los juicios por delitos sexuales más graves celebrados nunca en Mallorca. De acuerdo con las acusaciones, la pareja cometió contra sus tres hijos de 12, 10 y 7 años de edad delitos de agresión sexual, abusos sexuales, incitación para cometer actos sexuales, corrupción de menores y exhibicionismo. La petición de pena más dura es para la madre, para la que el fiscal solicita un total de 77 años de prisión. La condena para el padre se eleva a los 56 años.

La situación que se vivió en la casa familiar, según las acusaciones y los testimonios de los menores y los psicólogos que los trataron, fue truculenta: golpes y malos tratos a los menores y abusos sexuales de los dos progenitores a sus hijos y entre los propios menores.

Los dos acusados niegan de plano los hechos: «En casa no ha habido nada de eso», dijo la madre. En su declaración ante el juez, ambos culparon al padre de la acusada de incitar a los niños a mentir. Según esta versión, el abuelo de las víctimas tuvo una gran discusión con la pareja y prometió vengarse. «La culpa es de mi padre, que siempre ha sido muy mala persona», aseguró.

En el juicio declararon los dos menores de mayor edad, que ahora tienen 17 y 16 años. Para evitar el contacto con sus padres testificaron a través de videoconferencia. Ambos ratificaron las acusaciones contra sus dos padres y detallaron la situación vivida en la casa.

Los psicólogos dependientes del Institut Mallorquí d´Afers Socials avalaron la veracidad del testimonio de los menores. Los tres niños fueron acogidos después de que el colegio en el que estudiaba la hija del matrimonio denunciara unos posibles abusos por parte de su hermano. En un principio, no había denuncias ni sospechas sobre los padres. Los psicólogos pusieron en tratamiento a los menores y trataron de averiguar el origen del comportamiento sexualizado que demostraban entre ellos.

Con el tiempo, tanto el mayor de los hermanos, como la hija desvelaron a los educadores que habían sido objeto de abusos por parte de sus padres y que, tanto su padre como ellos mismos habían agredido al tercer hermano, que tenía entonces siete años. Entre las situaciones que denunciaron se encuentra que los padres les obligaban a verles manteniendo relaciones sexuales entre ellos. Además, el padre está acusado de haber violado a su primogénito al menos en tres ocasiones mientras el menor era sujetado por su madre.

Contra la mujer consta además un delito de abusos contra su hijo menor al que habría obligado a mantener relaciones sexuales con ella.

Los menores desvelaron poco a poco y por separado los hechos a medida que perdieron el contacto con sus padres. Los psicólogos relataron también las graves secuelas que han sufrido los menores a causa de la situación de abusos. Así, el hermano mayor tuvo que ser tratado ante la enorme posibilidad de que se convirtiera a su vez en un abusador. Todos ellos sufren un severo retraso cognitivo y emocional. En concreto, según una de las psicólogas, cuando la niña fue acogida por el Consell tenía once años y un nivel cognitivo de seis o siete años.

El juicio quedó ayer pendiente del testimonio de un perito más, por lo que se reanudará el próximo jueves.