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JAVIER JIMÉNEZ No tiene pruebas, pero sí la certeza de que a su hermana la asesinaron. Monique Tenant ha regresado a Palma y se ha reunido con mandos de la Guardia Civil para pedirles que reactiven la investigación por la desaparición de Jacqueline, en octubre de 2007.

Para Monique, parece evidente que su hermana, una experta en montaña, pudiera sufrir algún accidente por los parajes que visitaba, ya que no eran peligrosos. La mujer tiene dudas acerca de un personaje que Jacqueline conoció en su entorno laboral, pero no ha podido aportar una sola prueba contra él. Los mandos de la Benemérita que se reunieron con ella escucharon atentamente todas sus informaciones y le explicaron que la investigación policial no ha podido determinar que existiera mano criminal en su desaparición.

De Londres a Palma
Monique, que vive en Londres y viaja a Palma varias veces al año, contrató a unos detectives privados de Palma y está recaudando dinero para poder financiar futuros operativos de búsqueda.

Jacqueline, una británica de 45 años de origen jamaicano, era monitora de un hotel de Can Picafort y la montaña mallorquina era su pasión. No se relacionaba en exceso con sus compañeros y llevaba una vida un tanto solitaria. De hecho, cuando la Guardia Civil empezó la investigación sobre su caso detectó que muy pocos de su entorno sabían realmente cómo era la monitora y qué hacía en sus ratos libres. Su habitación del hotel fue registrada a fondo y aparecieron mapas con rutas de montaña, que había cubierto o tenía intención de realizar. El 9 de octubre llegó en autobús a una zona próxima al puig de Sant Martí, en Alcúdia, y la excursión la engulló. Nunca más se supo de ella, a pesar de que no hay constancia de que se adentrara en parajes próximos a acantilados o de cierto riesgo. Es en este punto donde surgen todas las incógnitas: ¿Si Jacqueline avanzaba siempre por caminos y rutas señalizadas por qué no ha aparecido su cuerpo?

La desaparición de la mujer de color, que estaba soltera y no tenía hijos, coincidió en el tiempo con la de Margalida Bestard, la casera de s'Arenal. De hecho transcurrieron 24 horas entre un caso y otro. La Guardia Civil y Protección Civil peinaron amplias zonas de montaña y rastrearon la última llamada efectuada desde su móvil por Jacqueline Tenant, pero todos los esfuerzos fueron inútiles.

Los medios de comunicación británicos se hicieron eco de su desaparición y localizaron a algunos turistas que ese día, el 9 de octubre, coincidieron con la monitora cerca de Sant Martí. Iba sola y tranquila, de excursión, coincidieron esas fuentes. Las sospechas de la familia de que Jacqueline fue asesinada no son compartidas por los investigadores, que creen que «no hay una base sólida para pensar semejante cosa».