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Nervios entre los familiares de los residentes del geriátrico concertado de Crist Rei en Inca que se reunirán de urgencia el próximo martes con los directivos de la empresa gestora de las instalaciones ASERSA, para ser informados sobre las medidas de emergencia que se adoptarán para garantizar la seguridad de los internos tras la intervención policial de ayer.

El director médico de ASERSA, el doctor Perea, se ha hecho cargo de la dirección provisional de la Residencia donde siguen internadas 72 personas mayores.

La llegada de la policía judicial a las instalaciones a primera hora de la mañana de ayer desató las alarmas entre los familiares de los residentes que se desplazaron en un goteo constante hasta el centro de la tercera edad, situado frente al colegio Ponent.

Pasadas las 11.30 de la mañana dos médicos acompañaban a un agente de la policía judicial hasta el interior del geriátrico para dar inicio a los chequeos médicos personales. Los internos fueron entrando uno por uno para someterse a las revisiones médicas lo que desató la cólera de los familiares que aguardaban en la instalaciones a ser informados sobre que estaba ocurriendo. «Esto es la casa de los horrores, todos sabemos lo que hay pero es muy fuerte que hagan entrar a mi padre en una habitación con un médico y un Guardia Civil y no sepamos nada», explicaba nerviosa una de las afectadas.

Una vez los familiares de los internos constataron el traslado a las dependencias de la Guardia Civil de la directora y la coordinadora de enfermería, la presidenta en funciones de la Asociación de Residentes, Familiares y Amigos de la Residencia Crist Rei de Inca, Montse Bernadas, quiso denunciar públicamente la insuficiencia de personal (ayer tarde eran cinco empleados los que atendían a los 72 enfermos), fallos graves de medicación y sospechas de que todos los trabajadores tengan la titulación requerida. Quiso remarcar, no obstante, «la profesionalidad del personal (a excepción de la directora y la coordinadora de enfermería) que son los que hasta ahora con su esfuerzo han conseguido mantener en pie un centro que desde su inauguración ha tenido graves deficiencias». La asociación trasladó hace un mes su inquietud al Govern balear y al Consell de Mallorca. «Prácticamente vivimos aquí porque no estamos tranquilos», concluyó Bernadas.