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JAVIER JIMÉNEZ Lo que se denunció como un secuestro e intento de asesinato acabó anoche con la confesión de la supuesta víctima de que se había inventado toda la historia.

Sobre la una de la tarde un hombre de unos 40 años pidió ayuda por teléfono a los servicios de emergencia. Según su relato, se había parado con su coche en la carretera de Valldemossa para ayudar a tres individuos que cambiaban una rueda. Dos de ellos se subieron con él a su turismo y le obligaron a conducir hasta el Parc Bit y le hicieron detenerse frente a un colegio. Luego, siempre según su relato, le colocaron en la parte de atrás del vehículo y le sujetaron con el cinturón de seguridad. Acto seguido arrojaron un líquido inflamable sobre el salpicadero y le prendieron fuego.

El coche, en efecto, quedó calcinado y el varón sufrió algunas quemaduras, aunque pudo escapar del incendio. Los servicios sanitarios lo atendieron in situ y la Policía Científica descubrió que no había huellas de ninguno de los dos supuestos matones. Había demasiados datos que no cuadraban y el Grupo de Homicidios se hizo cargo de las investigaciones. El herido, que estaba aturdido, presentaba lesiones leves y fue trasladado a la Jefatura de Policía, en la calle Ruiz de Alda, para prestar declaración. En un primer momento sostuvo la historia del secuestro e intento de asesinato, pero inmediatamente, ante las numerosas contradicciones, acabó por derrumbarse y confesó que se había inventado todo el episodio. Ahora el Cuerpo Nacional de Policía trata de aclarar los motivos por los que simuló su relato.