«No me lo puedo creer. Estaban muy enamorados, comían del mismo plato y bebían del mismo vaso. Eran una pareja muy enamorada. Aún no lo entiendo». Así inicia su relato de los hechos Peter Staler, el propietario del bar El Compás, sito en la plaza con el mismo nombre en Palmanova.
Peter regenta el bar desde hace más de 20 años y nunca había vivido una situación tan difícil.
«Eran sobre las diez, más o menos, cuando yo cerraba el bar y en ese momento estaba detrás de la barra. Me giré y pude observar cómo se acercaba un joven. Llevaba la camiseta llena de sangre, tenía cortes y estaba muy nervioso y alterado. Entró gritando diciendo que su amigo se había vuelto loco, que estaba poseído, nervioso y muy violento. Ante esa situación decidí llamar a la policía. Minutos más tarde, ante los agentes, comenzó nuevamente a gritar y decía: «No subáis. Es muy peligroso, sabe artes marciales, mide casi dos metros, es peligroso, hacerme caso». La patrulla de la Policía Local de Calvià lo cogió y se marcharon todos juntos hacía los apartamentos que se encuentran a unos 100 metros y los perdí de vista», narra estremecido el joven empresario.
Preguntado sobre si conocía a la pareja, el dueño del establecimiento afirma: «Eran muy reservados. Casi no hablaban. Uno de ellos venía desde hace unos cinco meses acompañado de una chica que decía que era su hermana. Luego, hace unos dos meses, empezaron a venir juntos. Normalmente venían dos veces al día, al mediodía y por la noche. Pedían habitualmente un plato y lo compartían, al igual que con la bebida. Parecían muy bien allegados y su trato siempre ha sido muy correcto. A mi me dijeron un día que uno de ellos era profesor de la Universidad», finaliza Peter.
En la misma línea, otro testigo, un taxista que se encontraba en la zona pudo oír como el supuesto agresor decía: «Está loco. Se quiere suicidar, es peligroso, mira lo que me ha hecho».
Finalmente, los agentes al llegar al apartamento 304, se encontraron un panorama desolador. Un joven rumano tendido en el suelo del rellano del primer piso. Junto al mismo se encontraba un cuchillo de cocina y un gigantesco chaco de sangre. El joven había muerto en el acto.
Los servicios sanitarios desplazados del 061, sólo pudieron certificar la muerte. En las próximas horas el detenido pasará a disposición judicial.
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