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Las pistas, más que evidentes, que dejó Rodrigo de Santos al pagar con la tarjeta del Ajuntament unos 50.000 euros en diversos salones de alterne gay, así como la doble moral de quien hizo gala de su fuerte afiliación católica fueron ayer los dos argumentos más repetidos a pie de calle. No sorprendió tanto que «otro» político «meta la mano en la caja».

La enfermedad del ex regidor fue otro tema de debate. Los encuestados, si bien consideran que el comportamiento de Rodrigo de Santos se aleja de la normalidad, no consideran que el ex regidor tuviera la conciencia alterada y, por tanto, dejara de ser consciente de sus actos. En definitiva, consideran su enfermedad una estrategia legal.

La hipótesis de una venganza interna, «una mano negra», también salió a la palestra. Asimismo, la idea de que «todos sabían lo de Rodrigo de Santos, pero nadie adivinó que perderían las elecciones ni que detendrían a Hidalgo. Entonces, creían que eran intocables».