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PEP MATAS
En el robo que se cometió la madrugada del 17 de abril en un zulo del poblado de Son Banya se tiene constancia de que por lo menos uno de los autores materiales fue Bruno Galvez, cuya confesión ante el juez se publicó el pasado martes. Después, en las horas posteriores, aparecen otras seis personas, unas como encubridoras y como testigos otras.

Estas son las identidades y la participación en los hechos, según se desprende de sus propias declaraciones ante la autoridad judicial: Nicoleta Valeria, nacida en Budapest en 1977. Novia de Bruno y habitual del poblado de Son Banya. Dice que habla cinco idiomas y asegura que no tuvo la más mínima participación directa en el robo.

Otro de los implicados es Manuel Escamilla, nacido en Estepona (Sevilla) en 1959. Consumidor y también habitual de Son Banya. Solía dormir en una especie de garaje que hay en uno de los laterales del poblado. María del Mar, de 27 años. Testigo circunstancial. Novia de Manuel que solía dormir con él en el garaje.

Tomás Lara, nacido en 1954 en Puebla del Río (Sevilla). Era el encargado de guardar la finca donde estaba el zulo y cuidaba de los perros que había. Dormía en una gallera y Bruno le implica en el robo, asegurando que estaba presente y por eso los perros no ladraron. Tomás Lara lo niega.

Vicente, nacido en Palma en 1962 y taxista de profesión. En varias ocasiones se había desplazado a Son Banya, a altas horas de la madrugada para recoger a Bruno. Después del robo Bruno le llamó y, con su taxi, trasladó al autor del robo, su novia y las dos bolsas repletas de dinero hasta Santa Ponça. Fue quién alquiló una caja de seguridad en un banco de Palma a nombre de Bruno. Días después la Guardia Civil recupró las dos bolsas de basura, en cuyo interior había unos 800 mil euros.

José Luis, residente en Calvà y amigo de Manuel Escamilla. Regentaba un local en Santa Ponça y tenía un turismo Ford Fiesta. La noche del robo Manuel fue a buscarle y se desplazó con él, y en su coche, al poblado de Son Banya, encontrándose con el resto de personas en el garaje. Después el grupo se desplazó a su local en Santa Ponça, y él fue quién alquiló una habitación en un hotel cercano.

Todos los implicados, excepto María del Mar, reconocen haber obtenido una cantidad de dinero, por diversos conceptos. En el caso de Bruno la cantidad es la mayor, al haber sido el autor del robo, mientras que en otras personas son cantidades menores. En la habitación del hotel se quedaron Bruno, Nicoleta y Manuel. Este último se marchó el martes y el miércoles Bruno y Nicoleta fueron secuestrados.