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Cinco de los ocho participantes en el desembarco de hachís en Sant Telm consiguieron eludir el cerco policial, aunque su detención podría estar próxima. De hecho, dejaron huellas, ropa y otros detalles que los implican directamente en el escenario del alijo.

En la lancha apresada, además de los 250 fardos con 4.500 kilos de hachís, se hallaron 29 bidones con combustible, lo que da a entender que tenían previsto regresar de inmediato a Marruecos, y sin escalas. En cada bidón, con capacidad para 30 litros, había 25 litros de gasolina.

La tranquilidad otoñal de Sant Telm se rompió ayer bruscamente, con las primeras luces del alba. Agentes fuertemente armados tomaron las calles de aquel pequeño núcleo de Andratx, ante la sorpresa de los pocos vecinos que estaban despiertos a esa hora. Los disparos acabaron de despertar a los otros.

El conductor de la furgoneta cargada de hachís hizo caso omiso a las indicaciones de los agentes para que se detuviera y tuvieron que cruzarle en su camino unos contenedores de basura, a modo de barricada.

Una zodiac y una embarcación del Servicio Marítimo patrullaron las calas próximas a Sant Telm, por si habían arrojado más bultos de hachís o había algún indicio de los fugitivos. Todo el operativo fue seguido con interés por los residentes, alguno de los cuales incluso colaboró aportando datos de los fugitivos.

Hace un mes la Guardia Civil ya solicitó la colaboración de la Policía Local de Andratx porque habían sido detectados movimientos extraños en las inmediaciones del cementerio de s'Arracó. Ahora se está investigando si esos individuos que merodeaban de noche por aquel paraje estaban planificando la operación.

Al cierre de esta edición la Guardia Civil continuaba realizando ímprobas gestiones para localizar a los cinco traficantes que habían huido. En la lancha, según se estima, viajaban dos o tres y el resto esperaba en la costa, junto a la furgoneta de alquiler.