TW
0
JAVIER JIMÉNEZ Marivent vivió la semana pasada el susto del verano. El palacio real, según trascendió ayer a pesar del estricto secretismo que se había impuesto, fue puesto en situación de alerta tras recibirse un paquete con un artefacto simulado, que al final resultó inofensivo.

El paquete postal fue remitido desde Barcelona, en concreto desde una empresa privada de paquetería, y cuando pasó el primer control del palacio se descubrió que su contenido era «altamente sospechoso», según confirmaron ayer fuentes cercanas al caso. Rápidamente fueron requeridos los Técnicos Especialistas en Desactivación de Explosivos (Tedax) que prestan sus servicios en la casa real y al poco tiempo la noticia se trasmitió a los responsables de la Comandancia de la Guardia Civil, la Jefatura de Policía y la Delegación del Gobierno.

Los expertos en manipulación de explosivos procedieron a la “neutralización" del sobre de grandes dimensiones y, finalmente, se comprobó que se trataba de una falsa alarma porque no contenía ningún artefacto peligroso. A partir de ese momento se abrió una investigación para aclarar quién había enviado el paquete al palacio y, sobre todo, cuáles eran sus intenciones.

Se barajó la posibilidad de que se tratara de una «broma pesada», pero de momento no está muy claro si realmente se intentó similar una bomba o si se trataba sólo de cables sueltos junto a una pieza que, lógicamente, daban a entender algo más, y que llegaron por error al palacio.

El operativo se llevó a cabo con la discreción habitual en los asuntos relacionados con la seguridad de la Familia Real, que estaba en Mallorca cuando se recibió el paquete sospechoso. Las fuentes consultadas indicaron que «a pesar de que se trató de una falsa alarma el incidente puso de manifiesto que el nivel de seguridad que rodea al palacio es muy alto».

La Guardia Civil ya aclaró en julio otro altercado relacionado con la seguridad real, cuando un comunicante anónimo llamó por teléfono para anunciar la colocación de una bomba en la residencia veraniega de sus Majestades. El bromista cometió un error y fue rápidamente descubierto por el Grupo de Información de la Comandancia palmesana. Se trataba de un menor de edad y, evidentemente, no había colocado ningún artefacto explosivo. Los agentes que lo descubrieron se entrevistaron con los padres del adolescente para informales de lo ocurrido.