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EMILIO LÓPEZ VERDÚ Un hombre que atracó dos bancos en Palma por sus problemas de ludopatía fue condenado ayer a un año y nueve meses de cárcel. El acusado es Antonio R.G., un hombre de unos 60 años de edad que se entregó en la Jefatura de la Policía el pasado mes de mayo tras confesar los dos delitos y asegurar que había estado a punto de intentar un tercer robo.

Antonio cometió su primer atraco el 1 de junio de 2005, cuando irrumpió en una sucursal bancaria del BBVA en el Coll d'en Rabassa. El hombre, con la cara tapada y un arma simulada, consiguiendo un botín de 6.190 euros. También confesó ser el autor de un atraco cometido el 8 de mayo de 2006 en una sucursal bancaria de la Plaça Progrés. Sin embargo, en esta ocasión apenas consiguió llevarse 25 euros y varios billetes falsos que se guardaban en la entidad.

El día en que acudió a la policía, Antonio entregó a los agentes una pistola de silicona envuelta en una bolsa negra de plástico y un pasamontañas, con los que había cometido los dos delitos. Al ser interrogado por los agentes, confesó que era adicto al juego y que necesitaba ayuda profesional. La policía hizo unas diligencias y averiguó que su declaración coincidía al pie de la letra con las denuncias de aquellas fechas.

La fiscal pedía cinco años de cárcel por el primero de estos dos atracos, aunque se llegó a un acuerdo para rebajarle a un año y nueve meses de cárcel. Esto fue así tras apreciar los atenuantes de confesión, ludopatía y el agravante de disfraz. Tras conformar la sentencia, la juez recomendó a Antonio que siguiese un tratamiento en prisión. «Tiene que meterse en la cabeza que es un tratamiento largo y que para usted se han acabado ya las máquinas tragaperras», le dijo.

El problema de Antonio con el juego no es único en la reciente historia de atracos de Mallorca. Así, en 2006 otro juzgado de lo Penal condenó a seis años de cárcel a Amador F.D., responsable de cuatro asaltos a dos salones recreativos de Palma en menos de año y medio. Hace pocos meses, otro joven de 30 años fue arrestado en un salón recreativo de s´Arenal mientras jugaba, y después de haber protagonizado un atraco a otro establecimiento similar y muy próximo al primero, del que se llevó unos 900 euros.

También en Palma, un marinero francés simuló el robo de 5.000 euros de su yate amarrado en el Moll Vell de Palma. La guardia civil descubrió que, en realidad, había sido él mismo quien se gastó ese dinero en el casino.

Se calcula que en España hay unas 500.000 personas que sufren serios problemas con el juego, mientras que otras 800.000 han desarrollado algunos síntomas de ludopatía.