Luis Montico muestra las denuncias presentadas ante el Consell de Mallorca y el Juzgado de guardia. Foto: E.L.V.

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Un auxiliar de enfermería ha denunciado a un centro geriátrico de Palma por la supuesta negligencia con la que tratan a los pacientes y que, según afirma, ha desencadenado la muerte de tres ancianos en el último mes.

Luis Montico, de nacionalidad italiana y con experiencia laboral en las ambulancias del Samib y varias residencias tanto en Mallorca como en el extranjero, estuvo empleado en este geriátrico a lo largo del último mes y medio. Sin embargo, a mediados de esta semana decidió dejar el trabajo «por cuestiones morales».

El auxiliar afirma que en ese tiempo hubo dos muertes por sepsis, esto es, por la grave infección del torrente sanguíneo, y otra más por deshidratación. En los dos primeros casos asegura que hubo «mala praxis», ya que las ancianas sufrían «úlceras por presión en estado putrefacto», que según él se podrían haber evitado «con cambios posturales y medicación adecuada». Del tercer paciente asegura que «al no tener familiares o un cuidador, no se le administró líquido y un día llegaron y estaba muerto». Poco después comentó lo sucedido a un ATS del propio centro y éste le contestó que «peor se estaba en la guerra y se mejoraban».

Para Montico la situación del geriátrico «es de terror». En sus dos denuncias, interpuestas ante el juzgado de guardia y el Consell de Mallorca, recoge además otras supuestas irregularidades. Así, Montico afirma que el último piso está reservado para pacientes psiquiátricos y que allí el trato es peor, afirmando que «están cerrados y atados a una silla».

Uno de los responsables del centro negó estas acusaciones, indicando que el origen podría estar en un conflicto laboral con el auxiliar, del que aseguraron que «cuando trabajaba en otros lugares siempre estaba de baja». Montico explicó que mientras estuvo empleado en otra residencia tuvo que dejar el trabajo durante un mes por una lesión de espalda.

El responsable también aseguró que las causas de los fallecimientos eran explicables, y que «en el centro nadie ha muerto por deshidratación».