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EMILIO LÓPEZ VERDÚ/PEP MATAS
Dos meses después de su inicio, el macrojuicio al denominado clan de Son Banya por blanqueo de dinero procedente del narcotráfico finalizó ayer en la Audiencia Provincial, con un pacto para 24 de los 26 inculpados. La conformidad implica penas en torno a un año y medio, sustituibles por el pago de una multa, la imposición de multas y el comiso de los bienes que les han sido intervenidos a los acusados.

El fiscal rebajó en un grado las penas de cárcel y en dos grados las penas de multa, al apreciar varios atenuantes y considerar que muchos de los delitos se cometieron «por imprudencia» y no «con conocimiento expreso».

Asimismo, otro de los puntos más destacados del último día fue la retirada de la acusación, por parte del abogado del Estado, del delito contra la Hacienda Pública que pesaba contra tres de los acusados. No obstante, el letrado que representa esta parte se reservó el ejercicio de emprender acciones civiles en el futuro.

Los únicos en no conformarse con la petición del fiscal han sido las defensas de Manuela Picazo Martínez, que falleció antes del juicio, y de Francisco A.A. En el primer caso, su defensa no se mostraba de acuerdo con el embargo de sus bienes inmuebles, que la mujer dejó en herencia a cuatro de los acusados.

En el segundo caso Francisco A.A. estaba acusado de tener bienes inmobiliarios por valor cercano a los 300.000 euros a pesar de que, según el fiscal, «tiene certificados cero días de trabajo en la Seguridad Social en toda su vida». El representante del Misniterio Público explicó que este acusado no ha podido acreditar la procedencia del dinero con el que se construyó una casa, ni con qué objeto se realizaron distintas obras en ella a lo largo de varios meses. El acusado, en las primeras jornadas de juicio, había explicado que el dinero procedía del dinero de un seguro después de sufrir un accidente de tráfico.

Por su parte, su abogado denunció que Francisco A.A. «ha sufrido una indefensión», al considerar que el fiscal no ha sido capaz de demostrar de ningún modo el nexo de unión entre los bienes de su cliente y su procedencia del tráfico de drogas. «También podría proceder del hurto de melones y gallinas, porque en Son Banya también hay gente que se dedica al hurto de melones y gallinas», señaló.