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EFE-BUDAPEST
Las fuerzas de rescate húngaras y eslovacas continuaban ayer recuperando cadáveres y encontraron la caja negra de un avión militar eslovaco que se estrelló la noche del jueves en Hungría, causando 42 muertos y un herido, que sobrevivió milagrosamente. El Gobierno de Bratislava anunció ayer que se habían recuperado 27 cuerpos de los 42 fallecidos, entre los que figuran tres mujeres, mientras siguen las labores de búsqueda en un terreno de orografía complicada muy cerca de la frontera entre Hungría y Eslovaquia. Del total del pasaje, todos ellos eslovacos, 28 eran soldados de las fuerzas de la OTAN en Kosovo (KFOR), 8 miembros de la tripulación y 7 miembros del personal de asistencia del Ministerio de Defensa.

El único superviviente es el primer piloto del avión, de 30 años, con una experiencia de más de 2.000 horas de vuelo. El accidente del avión militar, un «Antonov An-24», tuvo lugar cuando la aeronave cayó en un bosque en territorio de Hungría, pero a sólo 20 kilómetros de la base militar eslovaca de Kosice, a donde se dirigía el aparato. Los militares húngaros perdieron las señales de radar del avión que viajaba desde Pristina (Kosovo) a Kosice (Eslovaquia) cuando se encontraba a mil metros de altura y ya había iniciado la maniobra de aproximación para aterrizar en el aeródromo eslovaco. El ministro de Defensa, Ferenc Juhász, explicó que, poco antes de llegar a territorio eslovaco, el avión modificó su rumbo. El único superviviente del accidente aéreo tuvo tiempo para llamar después del siniestro a su mujer con su teléfono móvil.