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Cuatro miembros de una misma familia resultaron intoxicados de gravedad en la medianoche de ayer por un brasero que emitía monóxido de carbono.

A mano derecha, en una habitación, yacían intoxicados Marta Marisa Bejarano León y su hijo, de 18 meses. En otro cuarto apareció el último afectado, Francisco Zambrano Cepeda, hermano del primero. Las víctimas son de nacionalidad ecuatoriana y para hacer frente a las bajas temperaturas de la noche decidieron quemar plásticos y maderas en un brasero de carbón, en una habitación completamente cerrada. Uno a uno fueron sufriendo malestar general, cefálea, náuseas sin vómitos, visión borrosa y pérdida de fuerza en la extremidades inferiores. Fueron atendidos en primera instancia por el personal de una ambulancia del 061 y luego fueron remitidos al hospital de Manacor, donde pasaron la noche en observación. Marcos Antonio y su mujer, de 37 y 28 años, el hijo de ambos, y Francisco, que tiene 34, fueron trasladados por la mañana a la clínica Juaneda. El doctor Joan M. Batle los trató en la cámara hiperbárica, ya que presentaban altas concentraciones de monóxido de carbono en la sangre, y cuando concluyó el tratamiento regresaron al hospital de Manacor. El oxígeno puro suministrado a través de mascarillas, durante más de tres horas, surtió efecto y la familia ecuatoriana evolucionó de forma favorable.

A las 0.47 horas la Policía Local de Capdepera recibió una llamada telefónica desde un móvil, en la que se alertaba de que una persona se encontraba en muy mal estado, en una planta baja de la calle des Port número 14. Una patrulla se desplazó con celeridad a esa dirección y tras abrirse la puerta no vieron a nadie. El motivo era que Marcos Antonio Zambrano Cepeda, el comunicante, había llegado a la puerta a gatas, y estaba en el suelo. Los agentes lo sacaron a la calle, para que se despejara, y luego accedieron a la vivienda, en busca del resto de afectados.