Agentes de la Guardia Civil y del CNP se entrevistan con los testigos en la parcela. FOTO: GUILLEM PICÓ

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PEP MATAS/GUILLEM PICÓ
El suceso ocurrió ayer por la mañana en una parcela de la urbanización Son Daviu Nou, en el término municipal de Marratxí, y pudo tener consecuencias trágicas. Siete menores (dos niñas y cinco niños), de entre 8 y 16 años de edad, estaban 'jugando' con detonadores en esta parcela. Uno de los chicos, de 12 años de edad, que se llama José Manuel, sufrió lesiones muy graves y su primo, de 15 años, también sufrió heridas de menor gravedad en un brazo al explotarles un detonador al que dieron un martillazo. El resto de chicos y el padre del menor de 12 años, que también se encontraba en la parcela, resultaron ilesos. Los especialistas en explosivos del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y de la Guardia Civil se desplazaron al lugar para aclarar los hechos y determinar la procedencia de los detonadores. Al parecer, alguien los lanzó a la basura hace aproximadamente un mes y los menores los recogieron y los guardaron sin saber lo que eran. En la parcela, los agentes de ambos cuerpos, que actuaron de forma coordinada, aunque la Guardia Civil se ha hecho cargo del caso, encontraron, con ayuda de los perros detectores de explosivos, un centenar de detonadores esparcidos por el suelo, que podrían haber explotado si hubiesen sido pisados o, simplemente, por el calor, y haber causado una auténtica masacre.

La víctima de 12 años perdió la visión en un ojo, tiene metralla por todo el cuerpo y se teme que pueda perder tres dedos de la mano izquierda. Este menor fue trasladado al hospital de Son Llàtzer por un vecino en su coche debido a su estado de gravedad. El otro herido, que se llama Raúl, es un primo suyo, de 15 años, y tiene heridas de metralla en el brazo porque se cubrió la cara. Al parecer, los dos chicos dieron un martillazo al detonador y éste explotó. Los otros menores estaban más lejos en este momento.

Una vecina explicó que «a las 08.45 de la mañana se oyó una fuerte explosión y se empezaron a escuchar muchos gritos. Me acerqué a la parcela y vi al chico de 12 años con la cara ensangrentada y tenía tres dedos de la mano izquierda muy mal, su primo tenía metralla en un brazo». El vecino de enfrente llevó en su coche al menor de 12 años a Son Llàtzer porque su padre no tenía coche y quedó ingresado. El otro joven fue a casa de la vecina, se limpió las heridas y después fue acompañado al hospital. Parece ser que el viernes los menores habían estado jugando con los detonadores pero no pasó nada. Ayer por la mañana volvieron a hacer lo mismo, pero esta vez con más mala suerte.