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Thorsten T., el alemán de 42 años que ha acabado confesando el crimen de Stefie, la adolescente que apareció muerta en septiembre de 2002 en una finca de s'Arenal de Llucmajor, se encontraba en prisión porque, entre otros delitos, violó a una mujer en su país utilizando una porra con descargas eléctricas.

El asesino confeso salió de la prisión de Schwerte, cerca de Dormund, hace algunos días, tras cumplir dos años de condena por estafa, robo y agresión sexual. Durante todo este tiempo negó cualquier relación con el crimen de Stefanie Rüggeberg, pero al abandonar la cárcel se relajó y cometió un error fatal. El fiscal y la policía lo seguían de cerca y lo detuvieron de nuevo. En esta ocasión sí que confesó, aunque aseguró que la muerte de la menor fue accidental. Es decir, que no tenía intención de acabar con su vida. La Guardia Civil cree, en cambio, que Thorsten violó a Stefie el 29 de julio de 2002, de noche, cuando ella regresó de una fiesta juvenil. Luego la mató porque sabía que en caso contrario lo denunciaría. De hecho, el criminal vivía en la misma casa que la menor, donde tenía alquilada una habitación. La fiscalía alemana podría pedir en breve la cadena perpetua para Thorsten, que está pendiente de juicio. Un juzgado de Palma recibió ayer el informe con su confesión.