Los padres de Maria Antónia y la madre de Antoni fueron a recogerlos ayer al aeropuerto.Fotos: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

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Maria Antònia Puigrós y Antoni Martín llegaron ayer a Palma con lo puesto pero han tenido la suerte de poder contarlo. Se casaron el día 11 en Porto Cristo y dos días después partieron de viaje de novios a la isla de Phi Phi (Tailandia) y han sobrevivido al maremoto que se ha cobrado más de 100.000 vidas. Nada más llegar a Son Sant Joan, sobre las 15.15 horas de ayer, la pareja explicó a los periodistas el drama que ha vivido y denunció que si el gobierno de la zona hubiese avisado «tal vez no habría tantos muertos». «El temblor se escuchó a las ocho y dos horas después llegó la primera ola, no se avisó de nada en esas dos horas y la ola cogió a la gente desprevenida en la playa y por la calle».

Maria, de 31 años, natural de Manacor, es profesora. Antoni, de 35 años, es psicólogo y nació en Valencia aunque hace años que reside en Palma. El domingo tenían que regresar a Mallorca. «Nuestra habitación estaba en la segunda planta de un hotel en primera línea y nuestra suerte ha sido que cuando pasó todo estábamos dentro de la habitación», explicaron. «Teníamos que irnos a las doce y hacíamos tiempo, Toni tenía que ir a cambiar moneda, le dije que esperase un poco y escuché un ruido, él me dijo que era el aire acondicionado, pero cuando miramos por la ventana ya vimos que la ola se acercaba a nosotros, traía gente y lo arrastraba todo», afirmó Maria. «Al ver llegar la ola con gente tenía clarísimo que no salíamos de allí». «Cogimos cuatro cosas y subimos hacia la azotea, a mi me ataron a una columna para que el agua no me arrastrase», agregó. Al cabo de un rato, cuando había pasado la segunda ola y había bajado el nivel de agua, la pareja fue a un edificio más alto. «No nos explicamos cómo llegaron arriba tantas personas, había muchos heridos, nosotros dos nos atamos una mantelería para no separarnos porque decían que venía una tercera ola», agregaron. Después decidieron subir a la montaña «por una pared vertical llena de vegetación con espinas, pero era cuestión de vida o muerte», aseguraron. Antes de subir, Toni regresó a su habitación y cogió «el pasaporte, la visa y cuatro cosas. Vacié el mueble bar de bebidas sin alcohol y me arrepentí después de no coger las alcohólicas porque arriba de la montaña las utilizábamos como desinfectante». Estuvieron en la montaña 14 horas y cogieron una pequeña barca que los trasladó a Phuket. Allí fueron a la embajada y «dijímos que estábamos bien, nos atendiero bien y nos han ayudado a regresar a casa», destacaron.