Algunos aparcamientos del Port de Pollença quedaron completamente anegados. Foto: CURRO VIERA

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El fantasma del demoledor temporal de noviembre de 2001 planeó ayer sobre el Port de Pollença y Cala Sant Vicenç. Un diluvio y un 'cap de fibló'asolaron desde la madrugada los dos núcleos y pusieron en jaque a los vecinos. A las 3.10 horas del sábado se recibió la primera llamada de emergencia por un pino que había caído en Cala Sant Vicenç. Llovía con intensidad desde hacía horas, soplaba un fuerte viento y las temperaturas habían descendido de forma considerable. Pero lo peor estaba por venir. La Policía Local se vio desbordada por un torrente de llamadas de vecinos que anunciaban incidentes en el Port y en Cala Sant Vicenç. Las calles Roger de Flor y Faro quedaron anegadas y los vecinos se quejaron de que un muro y unas obras recientes incrementaron la intensidad del desastre. Los bomberos de los parques de Can Picafort y de Inca llegaron a Pollença con todos los efectivos de guardia y se encontraron una estampa inquietante: la riada de agua había movido en algunas calles coches y motos, arrastrándolos hasta mitad de la calzada. En otros tramos bajaban hasta dos palmos de agua y varias decenas de plantas bajas, sótanos y aparcamientos se inundaron. La acumulación de agua en algunos párkings fue tal que los coches casi desaparecieron. Durante horas los bomberos se multiplicaron para efectuar achiques y con las primeras luces del día se comprobó que había otras zonas afectadas. En Cala Bóquer, por ejemplo, se produjeron desprendimientos de rocas y piedras. En Cala Carbó árboles y pinos fueron arrancados por el vendaval y el Ibanat (Instituto Balear de la Naturaleza) trabajó durante toda la mañana y parte de la tarde intentando evaluar los daños. El tejado de una casa 'voló' tras el paso del 'cap de fibló', que dejó a su paso desprendimientos, ramas arrancadas de cuajo y un panorama desolador. El embarcadero de Cala Molins ya quedó arrasado el mes pasado por las intensas lluvias y ayer fue golpeado por segunda vez, con idénticos y catastróficos resultados. Salvador Antic, uno de los vecinos afectados por el temporal en el Port, contó que a las seis de la madrugada se había derrumbado un muro y había comenzado a entrar agua en su casa. Jeroni Cerdà, otro de los damnificados, se encontró con que el agua había inundado su garaje y que los enseres del exterior estaban en la calle, ya que la puerta había reventado. Otros vecinos pasaron por el mismo trago.

Con respecto al tráfico marítimo la naviera Baleária canceló ayer su servicio Eivissa- Palma, al igual que el de hoy entre Palma y Eivissa. Los aguaceros con granizo dejaron la tarde noche del viernes 144'4 litros en Sant Antoni.

El alcantarillado del Port de Pollença se vio desbordado por la riada y en algunos casos fueron los propios vecinos los que tuvieron que liberar las tuberías taponadas para recobrar la normalidad. A las doce del mediodía, casi diez horas después del temporal, el caos seguía en algunas calles.