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Andrea Illona Budach viajó en julio de 1998 a Palma, donde su hijo residía con su ex marido, Marc Leman. Su pista se pierde días después y ahora, siete años después, el alemán ha confesado que la mató en presencia de su compañera sentimental de entonces y luego arrojó el cadáver a la bahía de Palma, atado con pesadas cadenas a una ancla de barco.

La desaparición de Andrea no se llegó a investigar en Mallorca y fue su madre, desde Alemania, quién intentó aclarar el paradero de la mujer, que tenía 31 años y era madre de un niño de dos. La Policía de Muldorf abrió una investigación, que se cerró por falta de resultados y Marc Leman y su compañera, la madrileña Paloma A., pudieron respirar tranquilos. Sin embargo, la presión les pudo más y acabaron insinuando lo ocurrido a un total de seis allegados, entre ellos supuestamente Nicolas M., un residente en Peguera que regenta una conocida pizzería. En mayo de 2002 la Guardia Civil recibe una información por parte de un testigo protegido en la que se implica a Marc y su novia, aunque por entonces ya no estaban juntos, en la desaparición de Andrea.

La Policía Judicial, con la ayuda de sus colegas alemanes, fueron estrechando el cerco sobre los sospechosos y después de laboriosas indagaciones detuvieron el pasado día 22 a Marc, de 34 años, a su amigo Nicolas y, en Gran Canaria, a Paloma. El ex marido, que trabaja como herrero en Palma, se derrumbó y acabó confesando que esa noche de julio de 1998, hostigado por Paloma, que no soportaba a la ex de su novio, tuvo un arrebato y mató a Andrea.

El siguiente problema era deshacerse del cadáver y el padre de Marc, puesto al corriente del crimen, cedió su barco para que arrojaran el cuerpo en aguas de la bahía. Para que el cadáver no saliera a la superficie, Marc y Paloma lo encadenaron a un ancla y lo lanzaron por la borda. Ahora, los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) de la Guardia Civil tiene previsto buscar los restos en la bahía, aunque las posibilidades de que tengan éxito son muy remotas.