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Una mujer llamada Mónica Olga M.M. ha sido condenado a cumplir dos años de prisión por maltratar a su hijo de sólo tres meses de edad y haberle causado lesiones irreversibles. El niño sufrirá secuelas físicas de por vida, como por ejemplo lesiones cerebrales crónicas y alteraciones en la visión.

El suceso ocurrió en una vivienda de Palma el día 3 de marzo de 2001. La madre se acostó en la cama, de 90 centímetros de ancho, junto a su bebé, pero no colocó ninguna protección a los lados para evitar que el pequeño pudiera caer al suelo. El bebé, entre las tres y las seis de la mañana se cayó de la cama y se golpeó la cabeza contra el suelo. Su madre se levantó de la cama y, según refleja la sentencia dictada por la juez del Juzgado de lo Penal número 5 de Palma, sostuvo a su hijo en el aire, sin sujetarle la cabeza, y comenzó a sacudirle «reiterada y violentamente».

En uno de estos zarandeos el niño se golpeó la cabeza contra un mueble de la habitación. Mientras se producía este incidente llegó el padre al domicilio. El hombre, que fue quien denunció los hechos y ejerció la acusación particular contra la mujer a través del letrado José Zaforteza, se interesó por lo ocurrido. Su compañera le dijo que el niño se había caído de la cama, pero «que se encontraba bien». El padre se acostó en otra habitación. Por la mañana, cuando se despertó, descubrió que ni su compañera ni el niño estaban en el piso. La mujer había llevado a su hijo de tres meses a Son Dureta.

El pequeño ingresó en estado de coma. Presentaba un hematoma facial que se había extendido por la zona cervical. También tenía un pequeño hematoma en la mejilla derecha y en la región occipital, además de una hemorragia cerebral. El niño estuvo ingresado durante un mes. Sin embargo, a finales de julio volvió a ingresar tras sufrir una crisis convulsiva. Dada su gravedad los pediatras decidieron que lo más adecuado era trasladar al niño hasta el hospital niño Jesús de Madrid, donde fue operado.