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JAVIER JIMÉNEZ-J.M.SASTRE
La Policía Judicial de la Guardia Civil y los efectivos del cuartel de Artà estaban volcados ayer en la localización y detención de los dos individuos que el día 4 atracaron violentamente a Jaume Fuster. Los investigadores tienen la certeza de que se trata de dos delincuentes comunes que únicamente querían sustraerle el coche, pero se les fue la mano y el jubilado sufrió graves lesiones. Lo que nadie podía imaginar es que doce días después se produciría el trágico desenlace. La Benemérita cree que los dos sujetos habían reparado, aquel día, en Jaume Fuster. El vecino de Cala Rajada bajó a la calle desde su piso de la Avenida América, con la intención de dar una vuelta y coger el tabaco que se había dejado en el coche. Abrió el vehículo -un Peugeot 206- y se fumó un pitillo en el paseo. Los ladrones lo observaban atentamente y cuando se aseguraron de que no había nadie por los alrededores se abalanzaron sobre él por la espalda, sin darle ocasión de huir.

Jaume Fuster recibió una lluvia de golpes y uno de ellos, el de mayor gravedad, le rompió la mandíbula. Quedó tendido sobre la acera, consciente pero conmocionado y los dos atracadores le arrebataron las llaves y se subieron a su coche. Huyeron a toda velocidad de aquella calle y esa misma noche fueron detectados en Canyamel conduciendo de forma temeraria y alocada. A la mañana siguiente el turismo apareció estrellado en la rotonda de Capdepera, con graves daños materiales y ahora la Guardia Civil está investigando cómo se marcharon del lugar los dos ocupantes. Una posibilidad es que hubieran sido recogidos por algún «colega» de correrías y tampoco se descarta que se alejaran de la rotonda, para no llamar la atención, e hicieran auto-stop para marcharse rápidamente. El coche fue retirado por una grúa y la Benemérita buscó huellas o indicios en su interior. Esas pruebas pueden ser ahora determinantes.