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El fiscal, basándose en los informes de los médicos psiquiatras de Son Dureta y de los forenses del juzgado, considera que Manuel Llinás, en el momento de estrangular a su novia, estaba siendo víctima de un brote esquizofrénico. Por tanto, la Fiscalía entiende que concurre la circunstancia eximente de enajenación mental y pide que sea absuelto del delito de asesinato. Aún así, como medida cautelar, reclama que se ordene su internamiento en un centro médico psiquiátrico especial por un periodo máximo de 20 años.

A esta petición de la Fiscalía se ha opuesto la familia de la víctima, Beatriz Garau, que tenía 25 años de edad cuando fue estrangulada por su novio. A la familia le representa el abogado Miguel Ill Ferrer, que está dispuesto a que Manuel Llinás se siente en el banquillo de los acusados y que cumpla una condena de 22 años de prisión por asesinato, pero no en un centro psiquiátrico, sino en una cárcel.

El relato que ha presentado el letrado de la acusación particular sostiene que Manuel Llinás y Beatriz Garau mantenían una relación sentimental desde hacía unos dos años. El último año, incluso, habían compartido la misma vivienda, en la calle Ausiàs March. En el mes de julio la mujer decidió romper la relación. Sin embargo, tres meses más tarde volvió a llamar a Manuel Llinás y quedó citado con él cerca de su domicilio. La pareja estuvo conversando hasta que el final decidió subir al piso y allí presenció la película de terror «El corazón del ángel».

La película trata de un asesino que, sin provocación, mata a su amante. El abogado de la familia cree que el acusado quiso experimentar las mismas sensaciones del protagonista de la película de terror. Por ello, se colocó sobre la mujer y le apretó el cuello con sus dedos, al tiempo que le mordía la nariz. Le apretó con tanta fuerza que la mujer murió asfixiada. La víctima no tenía ninguna señal de defensa. La investigación ha demostrado que el acusado estuvo dos horas a solas con el cadáver. Se vistió y llamó a la policía con un teléfono móvil.