La Guardia Civil en la finca de s'Arenal de Llucmajor donde apareció el cadáver el 20 de septiembre.

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Thorsten, el presunto asesino de Stefanie Rüggeberg, la adolescente alemana que fue asesinada en s'Arenal el pasado mes de julio, tuvo la suficiente sangre fría para permanecer en Mallorca las semanas y meses siguientes a su desaparición, viviendo con la familia de la menor. Los investigadores creen que el sospechoso alemán, de 40 años y que era buscado por cinco juzgados de su país por distintos delitos, era consciente de que si huía a finales de julio, cuando se cometió el crimen, todas las sospechas recaerían sobre él, por lo que fue demorando la fecha.

Casi a diario, durante las semanas siguientes a la desaparición de la joven, los periódicos locales fueron informando del estado de la investigación y para el presunto asesino era relativamente fácil saber qué estaba ocurriendo y, más todavía, enterarse de la previsible aparición del cadáver. El viernes 20 de septiembre, por la tarde, el propietario de la finca de Son Verí, en s'Arenal de Llucmajor, encontró el cuerpo en descomposición de 'Stefie' y tres días después Thorsten se esfumó, sin dejar rastro.

El detalle es más revelador de lo que se puede interpretar en un primer momento, porque hasta tres semanas después no se supo con certeza -gracias a las pruebas del ADN- que los restos mortales pertenecían a la adolescente. En ese tiempo, la madre de la adolescente fue informada por la Guardia Civil de que existían «muchas posibilidades» de que se tratara de su hija y este periódico también adelantó esta hipótesis, pero al margen de estas circunstancias nadie tenía la certeza científica de que la fallecida era la menor.

Sólo Thorsten podía tenerla, y de ahí la importancia de su fuga al poco de aparecer el cadáver. Otro dato que todavía no está suficientemente aclarado es el mutismo que la familia de 'Stefie' mantuvo sobre la presencia de Thorsten en su casa de la calle Sant Bartolomé: ¿Por qué la Guardia Civil no fue informada desde el principio de esta circunstancia?. Según parece, la madre de la adolescente estaba convencida de que el asesino de su hija era algún joven que la raptó tras una fiesta juvenil a la que había acudido, y nunca llegó a sospechar del «amigo» y compatriota.