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JAVIER JIMÉNEZ-GUILLEM PICÓ La prioridad de los técnicos de Aviación Civil que ayer visitaron por primera vez el escenario de la tragedia, a unos 400 metros de altura en la montaña de Orient, es tratar de 'reconstruir' los últimos minutos de la avioneta. De esta manera, los expertos podrán determinar a qué altura y velocidad volaba el aparato y también avanzar en las hipótesis sobre el accidente. Por este motivo, a lo largo de la mañana los equipos desplazados a sa Mola den Terrasa, en el término de Bunyola, recogieron el altímetro, las palancas, los alerones, la dirección y la brújula, entre otros efectos, del modelo Piper y también rescataron los últimos trozos humanos que no se encontraron el jueves.

La avioneta iba cargada de combustible y por esa circunstancia la explosión fue tan potente. La velocidad estimada de vuelo es de unos 300 kilómetros por hora y de la posición de los restos del aparato se desprende que se estrelló frontalmente contra el muro vertical de la roca. Una posibilidad para explicar esta circunstancia es que la cima estaba cubierta por una capa de nubes bajas y niebla y que, por ende, el piloto no la detectó hasta que ya fue demasiado tarde.

La investigación de Aviación Civil durará varias semanas, o quizás un mes, porque según las fuentes consultadas hay que tener en cuenta muchos factores para realizar el informe final de conclusiones. La Guardia Civil y la Policía Local de Bunyola, por su parte, también están confeccionando otros atestados sobre lo ocurrido cuando la avioneta se estrelló y murieron sus tres ocupantes: Enrique Soria Miranda y los hermanos Francisco Javier y Emilio García Bayona.