El cuerpo sin vida de Sebastián fue descubierto en sábado en un piso de Pere Llobera.

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«Esperaba que por Santa Catalina me telefoneara, porque mi primo era muy cumplidor, pero no lo hizo y empecé a sospechar que algo malo podía haberle pasado. Lo que le han hecho es terrible, Sebastián era una buena persona y no se merecía acabar de esta manera». Catalina Mut era la pariente de Sebastián Monserrat que mantenía un contacto más directo con él y ayer la mujer, vecina de Llucmajor, se encontraba destrozada por la noticia del asesinato de su primo.

Catalina explicó a Ultima Hora que en agosto habló por última vez con el fallecido y que desde esa fecha intentó ponerse en contacto con él en numerosas ocasiones, siempre con resultado infructuoso: «Su contestador automático está lleno de mensajes míos, porque llamaba a menudo a su casa de Palma y no lo encontraba. Al principio pensé que estaría de viaje, porque le gustaba viajar, pero luego me preocupé», contó. La voz de alarma que dieron los familiares de Sebastián Monserrat permitió que la policía encontrara el sábado su cadáver cosido a puñaladas en un piso de la calle Pere Llobera de Palma. Francisca Mut, otra de las primas, refirió que la víctima había vivido en Llucmajor hasta que murió su madre, hace trece años. Entonces, Sebastián dejó su casa de la calle Sant Joan y se marchó a Palma, donde compró un piso en la Porta de Sant Antoni. Allí residió hasta hace un año y medio, cuando fue expropiado y se trasladó a la vivienda de Pere Llobera.

Sebastián «de cas couxiner», tal y como era conocido en Llucmajor, acababa de cumplir 76 años y sus conocidos recuerdan que «últimamente iba con algunas compañías masculinas un poco raras». Hace quince días, el jubilado se presentó en su antigua casa de la calle Sant Joan -que todavía era de su propiedad- con un joven y otro señor, que según dijo a los vecinos era abogado. «El más joven, según él, le limpiaba las puertas, pero el problema es que Sebastián vivía de rentas y tenía una buena posición y algunas personas se aprovechaban de él», señaló uno de los testigos de aquel encuentro.

Precisamente el Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía está investigando en círculos próximos a la prostitución masculina para dar con el criminal. Ayer todavía no se habían practicado detenciones, pero la investigación está bien encaminada y podría arrojar resultados en breve. Sebastián murió tras recibir varias puñaladas cerca de los genitales y cuando fue atacado estaba desnudo de cintura para abajo, por lo que la principal hipótesis policial es que se trató de un crimen pasional. Otro dato revelador es que el jubilado conocía a su verdugo, ya que la puerta de su piso no estaba forzada.