Harbey Paul, en la imagen, custodiado por un guardia y un oficial. Foto: UH-INCA

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El martes día 5 por la tarde Patricio Arturo decidió acabar con la vida de su amante. Ya no soportaba más las denuncias de Maria Antònia Colom Vich, su carácter inestable y, sobre todo, que lo acosara. Además, esa tarde la funcionaria de Palma se había presentado en la vivienda de Son Roca de su «amigo» y habían tenido la enésima discusión, a la postre la última. La confesión de Patricio Arturo ante la jueza de Inca ha permitido a la Guardia Civil reconstruir el crimen y encajar todas las piezas del puzzle.

La gran labor de la Policía Judicial, al mando del capitán Bartolomé del Amor, concluyó ayer cuando la magistrada envió a prisión a Harbey Paul V.P., el último de los implicados. En total han sido arrestadas trece personas y cuatro -Olivia C.M., Francisco Javier C.C., Patricio Arturo G.V. y el citado Harbeyhan sido encarcelados como encubridores o, en el caso de Patricio, como autor material del crimen.

La relación entre Patricio y Maria Antònia se remonta, al menos, al verano de 2001. Los investigadores creen que el ecuatoriano, 26 años más joven que la funcionaria, se aprovechó de ella mientras la mujer tuvo una boyante situación económica, pero a principios de este año se separó y ya no pudo llevar el ritmo de vida anterior. La relación siempre fue tormentosa, plagada de denuncias y reproches mutuos, pero degeneró a comienzos de este mes, cuando Patricio Arturo decidió «quitarla de en medio».

La tarde del día 5, tras la bronca en la casa de la calle Cap Blanc, el amante lo planificó todo. Maria Antònia, esa noche, acudió a una reunión de una asociación. Al salir, supuestamente, recibió la llamada de su «amigo». Ella, confiada, aceptó desplazarse en su coche Smart hasta un «picadero» de Santa Maria, pero en lugar de reconciliarse el criminal esgrimió un gran cuchillo y la degolló.

Ya no le servía: María Antònia se había vuelto demasiado irascible, ya no tenía recursos económicos y además amenazaba con denunciarle con frecuencia, circunstancia que tenía atemorizado a Patricio Arturo, que ya en septiembre de 2001 fue detenido por la policía tras robarle las joyas e irse de copas con su flamante BMW. Luego condujo el biplaza unos 20 kilómetros, junto al cuerpo inerte y desangrado, y al llegar al límite entre Inca y Llubí arrojó y quemó el cadáver. Por desgracia para él, dejó algunas pistas.