Manuel Llinàs había colocado una cámara de seguridad en su domicilio de Ausiàs March.

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Los médicos del área psiquiátrica de Son Dureta han elaborado un informe sobre Manuel Llinàs, el individuo que hace quince días mató a su compañera sentimental en un domicilio de la calle Ausiàs March, en Palma. En este informe médico se señala, según informaron fuentes próximas al caso, que el individuo sufre esquizofrenia y se aconseja que ingrese en un centro psiquiátrico. Los familiares del hombre de 35 años ya declararon que Manuel había sufrido en los últimos meses un cambio brusco de personalidad.

Se sentía perseguido y obsesionado por determinados temas, sobre todo de que sus compañeros de trabajo habían planeado matarle. El hombre, según ha comentado a los médicos, llevaba muchas semanas sin apenas dormir, y se mantenía despierto a base de tomar cafeína, amén de otras sustancias, lo que pudo empeorar su estado de salud. Los psiquiatras sospechan que la acción de matar a su novia fue el momento en el que se le manifestara el brote de esquizofrenia, que ya podría venir arrastrando desde hacía meses. De hecho, se ha comprobado que tiene antecedentes familiares de esta enfermedad mental.

El individuo recuerda perfectamente que mató a su novia, Beatriz Garau, pero no sabe por qué lo ha hecho. En el momento de su arresto dijo a los policías a los que abrió la puerta que había matado a Beatriz después de presenciar una película de terror. Pese a que en el vídeo había la cinta de una película del Oeste, los investigadores comprobaron que Miguel utilizaba un sistema informático, para disponer de películas y las podía ver en su televisor.

De hecho, no se descarta, tal como él declaró, que estrangulara a su novia tras presenciar una película de terror que hubiera bajado a través de Internet. El hombre es una persona muy obsesiva, según han confirmado algunos vecinos que le conocen, y muestra de ello es que hace algunos meses instaló frente a la puerta de su domicilio una cámara de grabación, con la que podía controlar a todas las personas que se acercaban a su puerta o que pasaban por el rellano de la escalera.