La empresa funeraria retira el cadáver de la mujer asesinada en la calle Ausiàs March de Palma. Foto: TERESA AYUGA

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El crimen pudo ocurrir entre las siete y las nueve de la noche de ayer. Poco después de esa hora Manuel Ll.F., de 35 años de edad, llamó al 091 anunciando que había matado a su novia, Beatriz Garau Hotman, de 25 años de edad. Esta pareja convivía desde hacía un año en un apartamento que, sólo al entrar, se apreciaba una decoración muy extraña, como podrían ser varios adornos de animales con cuernos colgados en la pared.

El hombre, que fue detenido por la policía, confesó en un primer momento que ayer tarde visionó junto a su novia una película de vídeo de terror. Ambos estaban desnudos sobre el sofá y, según su confesión, cuando concluyó la cinta agarró el cuello de la víctima con las manos y la estranguló hasta matarla. La mujer, que era delgada y de una altura aproximada de 1.60, apareció muerta sobre el sofá. Estaba desnuda, aunque el supuesto asesino había colocado una prenda sobre ella antes de avisar a la policía.

La investigación inicial apunta a que este hombre, que según los vecinos mantenía un comportamiento algo extraño y distante, podría tener sus facultades mentales algo perturbadas. Sin embargo, en el archivo policial no aparece ninguna denuncia contra él. Los investigadores comprobaron la cinta de vídeo y se trataba de la película «El bueno, el feo y el malo», que no se trata de una obra de terror, sino del Oeste. Sin embargo, una de las circunstancias que más llamaron la atención a los investigadores son los numerosos y sofisticados aparatos de informática que tenía Manuel Ll.F. repartidos por toda la vivienda. Además, se comprobó que uno de los ordenadores estaba enchufado a un videojuego considerado violento.

Unos vecinos del edificio señalaron que Manuel Ll.F., antes de convivir con la fallecida Beatriz Garau, había estado viviendo en esta misma casa con otra mujer. Los vecinos recordaban que las peleas eran contínuas hasta que la relación se rompió. Sin embargo, desde que inició la convivencia con la víctima estos incidentes domésticos no se habían vuelto a producir. El individuo, que se encuentra en los calabozos policiales, abandonó el edificio vestido con una camisa blanca.