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J.F.MESTRE/PEP MATAS Juan Chanfreut, el acusado, fue detenido en el mes de enero del año 2000 días después de que la Guardia Civil descubriera el cadáver enterrado en un aljibe, a varios metros de profundidad, en la finca de Ses Set Cases, en Capdepera. El acusado fue detenido junto a su esposa, de nacionalidad italiana, pero desde un principio se autoinculpó. La fiscal Pilar Dorrego ha presentado un escrito de acusación en el que reclama una pena de 15 años de prisión.

Se da la circunstancia que hace varios meses la juez de Manacor, que instruye el caso, dejó en libertad al acusado, al cumplirse los dos años de prisión provisional. La juez ordenó a Juan Chanfreut que cada día debía presentarse en el juzgado, para evitar de esta forma una posible fuga, lo que impediría el juicio. Hasta la fecha el acusado ha cumplido la orden, pero hace varios días solicitó al juzgado reingresar de nuevo en la cárcel, ya que la situación le es muy molesta porque le dificulta encontrar un trabajo, y además es consciente de que será condenado porque de hecho él ha confesado el crimen.

El empresario alemán Günter Ulrich Schneider fue asesinado en el año 1995. Este hombre aparentaba ser un empresario acaudelado y realizó varios negocios inmobiliarios en Mallorca. Uno de ellos fue la compra de la finca de Ses Set Cases. Su hombre de confianza en Mallorca era Chanfreut, pero el español se sintió engañado porque también le implicó en la compra de esta propiedad, pero el dinero que le prometió no llegó nunca. El español ha reconocido que mantuvo una discusión con el alemán y que fue él quien cogió un palo de béisbol y le dio un golpe en la cabeza, que le causó la muerte. Después cogió su cadáver, lo trasladó en el maletero de un coche hasta la finca de Capdepera y lo lanzó dentro de un aljibe. A continuación el agujero fue tapado con cal y hormigón.

La denuncia de Schneider no se denunció en Mallorca, sino en Alemania. Una comisión rogatoria viajó a la Isla e informó a la Guardia Civil de Manacor, que inició una investigación. Se localizó un aljibe, que estaba escondido y tapado por hormigón. La juez ordenó que se escavara y a cinco metros de profundidad apareció el cadáver del alemán, que tenía la cabeza cubierta por una bolsa.