Fachada del aparthotel de la Platja de Muro donde ocurrieron los hechos. | Lluís Planas

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Un centenar de personas buscó desde la noche del domingo a la mañana de ayer a una turista noruega de 3 años que desapareció de su hotel de la Platja de Muro y que, tras doce horas, apareció durmiendo en otra habitación, donde había entrado por error. Con todo, la Policía Judicial de la Guardia Civil ha abierto una investigación para confirmar que no sufrió ninguna agresión. Susan M., su hermana de seis años y sus padres, todos noruegos, llegaron al hotel «Viva Bahía» la semana pasada y sus vacaciones transcurrían tranquilas hasta que el domingo, a las nueve y media de la noche, el matrimonio detectó la ausencia de la pequeña.

Los padres se pusieron en contacto con la dirección del hotel, que puso a sus empleados en alerta e inició la búsqueda. Los minutos fueron pasando sin novedades y el director del hotel, Dirk Robeyns, decidió denunciar la desaparición. Al tratarse de un apartahotel próximo al parque natural de s'Albufera, los equipos de emergencia se desplegaron sin demora ante la posibilidad de que la pequeña hubiera caído al agua y en las horas sucesivas la zona fue 'peinada' por la Policía Local de Muro, Can Picafort y Santa Margalida, así como la Guardia Civil y voluntarios. Robeyns dijo que «estábamos tan preocupados que algunos empleados que habían acabado la jornada no quisieron irse a sus casas y continuaron buscando».

Con las primeras luces del alba el dispositivo se amplió, ya que existía la convicción de que si no se encontraba a la menor su vida corría peligro. Los submarinistas de la Guardia Civil (GEAS), perros adiestrados y el helicóptero del Cuerpo también inspeccionaron los alrededores del hotel. Entre los establecimientos turísticos cercanos y los taxistas se repartieron carteles con la fotografía de Susan, pidiendo la colaboración ciudadana y a las 9.45 horas, cuando ya se estaban desvaneciendo las últimas esperanzas, una camarera que entró a limpiar la habitación 2.204 la encontró durmiendo tranquilamente sobre la cama.

El cuarto de su familia era el número 1.119, es decir, estaba emplazado en la primera planta, y según parece la menor se perdió y pensó que era la suya. Sus padres tuvieron que ser atendidos por los servicios médicos, que les suministraron sedantes. Ahora, la Guardia Civil investiga las circunstancias exactas de su desaparición.