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La Guardia Civil y la Policía Local de Calvià, en una operación conjunta, han logrado detener a los dos delincuentes que supuestamente desde hace dos meses habían creado cierta psicosis entre el colectivo de jubilados que se aloja en establecimientos hoteleros y residencias de la tercera edad de Santa Ponça, Palmanova y Peguera. Doce de estas personas de edad fueron víctimas de 'tirones' ejecutados con extrema violencia y dos sufrieron fractura de cadera y de un brazo.

El primero de los robos se produjo el pasado 23 de noviembre, cuando una señora de avanzada edad fue asaltada cuando volvía a su hotel de Calvià. Los ladrones circulaban a bordo de un coche de color oscuro y se acercaron a poca velocidad a la víctima, para luego arrancar a toda velocidad con el bolso en su poder. En las semanas siguientes el modus operandi se repitió machaconamente y tanto la Guardia Civil como la Policía Local montaron controles en los principales núcleos turísticos, pero no consiguieron dar con los 'tironeros'.

El motivo era muy simple: Manuel N.S., de 30 años, y Vicenta S.R., de 24, cambiaban cada cierto tiempo de coche y llegaron a alquilar, en estos dos meses de fechorías, cinco vehículos en un rent a car de Santa Ponça. Esta modalidad para despistar a los investigadores les fue de gran ayuda hasta el lunes, cuando una patrulla de la policía municipal consiguió apresarlos tras su último 'palo'. En su poder se encontró el bolso que acababan de sustraer. Desde la Oficina Periférica de Comunicación (OPC) de la Guardia Civil se ha informado que con la detención de la pareja se han esclarecido doce hechos delictivos, y no se descarta que el número de 'tirones' sea superior. Los acusados son novios, él cuenta con antecedentes policiales y ambos residían en un apartamento de Santa Ponça. Al ser detenidos pidieron un 'habeas corpus', que les fue denegado.

La oleada de robos había creado psicosis
Las actividades de los dos presuntos 'tironeros' no habían pasado desapercibidas para los turistas del Imserso y los ancianos de las residencias de Calvià, que conocían la situación y se mostraban preocupados por esta oleada. Una de las mujeres fue asaltada cuando se dirigía a una óptica con 80.000 pesetas en el bolso y sufrió magulladuras al ser arrastrada por los hampones. En el caso de mujeres de edad, la evolución de una fractura de cadera o de un brazo, por ejemplo, es muy lenta y casi siempre deja secuelas.