El menor se encuentra ingresado en Son Dureta, con lesiones de pronóstico grave. Foto: M.A. CANYELLES.

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Un niño de diez años de edad se encuentra hospitalizado en Son Dureta con varios huesos rotos después de que otro menor lo introdujera en un carrito de supermercado y lo arrojara por una escalera, en el barrio chino de Palma. Rafaela, la madre del herido, explicó ayer a Ultima Hora que los hechos ocurrieron a las seis de la tarde cerca de los nuevos juzgados: «Por la mañana un niño portugués se presentó en mi comercio de la calle Mercadal con un cristal en la mano. Perseguía a mi hijo, que no había ido al colegio porque era su primer día de vacaciones», relató. Horas después el acoso al menor continuó y según su progenitora él mismo detuvo a unos motoristas de la policía para denunciarles que le habían propinado algunas patadas. «Tenía la pierna herida, pero no le hicieron ni caso», contó la mujer.

Ese día, el jueves, el niño fue abordado por el mismo adolescente que le hostigó cerca de Sant Agustí, donde lo introdujo por la fuerza en un carrito de supermercado. El pequeño pidió que lo bajara, ya que tenía miedo, pero el otro zagal lo colocó en lo alto de unas escaleras y lo lanzó peldaños abajo: «La caída fue tremenda y mi hijo se fracturó dos huesos. El niño que lo tiró salió corriendo, aunque sabemos que es un portugués que frecuenta el barrio chino», aseguró Rafaela, muy indignada con la situación de indefensión que, según ella, vive su hijo.

La señora, con todo, denunció la degradación en las calles del barrio chino y sentenció: «Pensábamos que con los nuevos juzgados la situación cambiaría a mejor y nos equivocamos. Aquí cada día hay más inseguridad. Yo misma he estado en la UCI por una paliza que me han dado y sólo soy una trabajadora que regenta un negocio, nada más». El pequeño continúa ingresado en el área materno infantil de Son Dureta, fuera de peligro, y en los próximos días recibirá el alta médica. Su madre teme que la agresión le haya afectado psicológicamente: «Estoy muy preocupada por él porque no quiero que sea un niño infeliz», apuntó.

La mujer tiene previsto interponer una denuncia ante la policía o en los juzgados en cuanto su hijo se recupere y asegura que hay testigos del incidente de la mañana, cuando el muchacho portugués persiguió al pequeño hasta su comercio, armado con un cristal y con intenciones oscuras.