La situación quedó controlada en quince minutos por los bomberos. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA.

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El 'avión' era, en realidad, una estructura metálica de tres piezas y en el autocar volcado de la EMT no había pasajeros. Sin embargo, a las 12.50 horas de ayer todo estaba dispuesto para que una tragedia aérea aconteciera, por fortuna controlada.

El simulacro, encuadrado en el V Congreso de Servicios de Emergencia, debía poner a prueba a los equipos de emergencia del aeropuerto palmesano y al final dejó más o menos satisfechos a los responsables del evento. La expectación en el área del accidente era máxima y más de un centenar de asistentes al congreso y medios de comunicación esperó en una zona acordonada el 'impacto'. La alarma saltó diez minutos antes de la una de la tarde: el aparato que debía tomar tierra en Palma tiene problemas con el tren de aterrizaje y, además, golpea contra el autocar hasta de estrellarse contra la pista. De repente todo queda envuelto en llamas y una humareda de más de 30 metros de altura se alza sobre Son Sant Joan, para sorpresa de los vecinos de Son Banya y los conductores que a esa hora circulan por la autopista.

En los quince minutos siguientes la actividad es frenética: hasta siete dotaciones de bomberos, media docena de ambulancia, vehículos de Aena y Guardia Civil trabajan contra reloj para controlar el fuego y rescatar a los 'heridos', simbolizados en sacos. Ingentes cantidades de espuma cubren el 'avión' y las 'víctimas', por fin, son atendidas en un hospital de campaña improvisado. Guillem García, el jefe del Cos de Bombers de Palma, y Alberto Pueyo, el responsable de emergencias del aeropuerto, se felicitaron al término del simulacro de los registros obtenidos, aunque el primero admitió 'pequeños errores'.