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La desolación y la incertidumbre reina en la población salvadoreña que afronta la tragedia de dos destructivos terremotos en un mes, el último ocurrido el martes y que ha dejado 237 muertos, 1.695 heridos y miles de damnificados, según datos oficiales preliminares y que pueden ir aumentando en la cifra de fallecidos. El nuevo seísmo de 6'6 grados en la escala abierta de Richter ha dejado miles de viviendas destrozadas o dañadas, la mayoría construidas con adobe, en los departamentos de San Vicente, Cuscatlán y La Paz, en la zona central del país, donde se concentran la mayoría de fallecidos y heridos.

Al igual que el terremoto del pasado 13 de enero el del martes se ensañó con la población más pobre del país dejando amplias zonas agrícolas devastadas.

Pero mientras que decenas de salvadoreños morían por el terremoto, Sandra Mejía, de 23 años, daba a luz a una saludable niña de 2'7 kilos de peso un minuto después del seísmo en el Hospital de Maternidad de San Salvador. Fuentes del centro hospitalario informaron ayer de que la madre, con anestesia local, fue sometida a una cesárea y su vientre ya estaba abierto cuando la tierra comenzó a temblar. El médico que realizaba la operación pidió calma tanto a la paciente como al personal que le acompañaba, para poder proseguir con el parto, a pesar de que el movimiento telúrico se volvía cada vez más intenso en los largos diez segundos que duró.

A las 8.23, hora local, la niña llegó finalmente al mundo y soltó el obligado llanto. La Reina de España inició ayer en El Salvador una gira de una semana por América Central, región a la que España ha otorgado 663 millones de dólares en ayuda humanitaria, esencialmente tras el paso del huracán «Mitch», que a fines de 1998 devastó la zona. Doña Sofía viajó al mediodía de ayer hacia la capital salvadoreña a bordo de un avión militar que transporta un cargamento de ayuda para los damnificados de los terremotos que últimamente han azotado al país centroamericano.