El edificio del hotel Tívoli fue ocupado ilegalmente años atrás.

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J.M.A./R.C. El hotel Tívoli «no estaba en buen estado» en el año 1996, según reconoció ayer el regidor de Urbanisme en el Ajuntament de Palma, Rafel Vidal. En 1996 el edificio estaba ocupado de manera ilegal por varias familias, según señaló Vidal. En aquel momento desde el Ajuntament se tomaron las medidas oportunas para que dichas familias abandonasen cuanto antes el edificio. «Se ordenó tapiar huecos y ventanas para que no pudiese entrar nadie y para evitar posibles riesgos», indicó Vidal.

En cuanto a las dos licencias de reforma concedidas por Cort el pasado año, preguntado el regidor de Urbanisme acerca de si se concedieron para la parte del edificio que ha quedado en pie o para la que se derrumbó, Vidal prefirió no contestar, señalando que a nivel administrativo Cort dará todos los datos que se precisen, pero puntualizó que sobre temas de contenido interno sólo se respondería a un juez, si hubiese lugar para ello.

En referencia a la ocupación ilegal del edificio, fue reconocida días pasados por varios vecinos de s'Arenal que viven cerca del hotel Tívoli. «Durante muchos años este edificio fue un asentamiento de familias gitanas», señaló un vecino. «Estas personas ya se dieron cuenta de que el edificio que ahora se estaba reformando se caería de un día a otro y decidieron marcharse», comentó otro vecino, y añadió: «Al quemar madera en las habitaciones el edificio se resintió y puede que se pudrieran los hierros que cubren las vigas».

En ese mismo sentido se manifestó el pasado domingo Pedro Vives, cuya familia compró en 1913 los terrenos en donde se encuentra el hotel, familia que a finales de los años veinte edificó la casa que luego sería transformada en hotel. La familia Vives vivió en la vivienda hasta 1954, cuando un empresario la adquirió y la convirtió en lo que luego sería la pensión Tívoli.

El problema, según el antiguo dueño de la construcción originaria, sería que la urbanización Bellavista es ilegal, «y por tanto, si se hubiese tirado la pensión nadie habría obtenido un nuevo permiso para hacer un hotel con la misma capacidad». Además de la existencia de una fosa séptica bajo el anexo derrumbado el pasado viernes y de paredes en mal estado y de un grosor inadecuado, Vives explicó que «durante dos años, en la década de los noventa, el edificio estuvo ocupado por familias gitanas que contribuyeron aún más al deterioro del Tívoli».