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El dueño de la tienda de Inca que el martes fue atracada a punta de pistola fue 'timado' por un grupo de estafadores que le hizo creer que iban a montar una discoteca en un país africano y que él, suministrando los aparatos musicales, podría ganar mucho dinero.

La Policía Judicial de la Guardia Civil sigue investigando el caso y de momento no ha practicado detenciones, si bien hay aspectos del atraco 'que no cuadran'. La tienda Pioneer de la avenida Lompoc había abierto sus puertas recientemente y al poco tiempo de entrar en funcionamiento se presentó un grupo de presuntos distribuidores que le explicó al encargado que querían encargar gran cantidad de altavoces y equipos musicales. La intención, según dijeron, eran montar una discoteca en una país africano y necesitaban abundante material.

El dueño del negocio, lógicamente, se mostró interesado en la operación y los estafadores le mostraron unos catálogos que ellos mismos llevaban y le señalaron los aparatos que querían adquirir. En esos impresos aparecían teléfonos de contacto con los representantes y distribuidores de cada marca y el propietario 'picó' y se puso en contacto con ellos, sin saber que en realidad estaban compinchados con los hombres de color que habían visitado el establecimiento de Inca. Así las cosas, se concretó la operación para el día 2 de enero y los estafadores se aseguraron de que el dinero estaba en la tienda. Le insistieron en que si pagaba en efectivo podía obtener un suculento descuento y quedaron en verse el martes.

Cuando los dos falsos representantes se presentaron en la tienda Pioneer la operación se esfumó. Encañonaron al dueño, que al parecer se encontraba con su hijo de corta edad, y luego se apoderaron del botín. La alarma saltó y por este motivo se descubrió el 'golpe', ya que el dueño había sido recluido en el baño. Sin embargo, las fuentes consultadas aseguraron que la furgoneta blanca supuestamente utilizada por los delincuentes en su huida no existió o, más concretamente, no fue el vehículo empleado por los asaltantes. La Benemérita cree que se trata de 'profesionales' de la Península y que ya no están en la Isla.