Xu Weisi era pintora y había mostrado sus pinturas en alguna exposición.

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«Desde que aquella noche del 19 de agosto del año pasado mi suegro me llamó llorando y me dijo que habían matado a mi mujer y a mi hijo mi vida ya no es la misma. Es imposible recuperarse de un golpe tan brutal, pero ahora mis esperanzas están depositadas en que el asesino sea condenado a la pena máxima en España. Si de mí dependiera desearía que fuera ejecutado, pero aquí las leyes no lo permiten».

Peijian Chen, el marido y padre de las los víctimas mortales del crimen de Porto Cristo, uno de los más horrendos de las últimas décadas en Mallorca, todavía no tiene demasiado claro por qué tuvieron que ser degollados Xu Weidi y el pequeño David: «Creo que fue una venganza de Yan Yü porque lo habían despedido del restaurante chino de la familia de mi mujer, pero la verdad es que no lo sé con seguridad».

Peijian Chen, que ahora lucha para que su hermana pueda asistir al juicio que se iniciará el próximo 11 de septiembre, y a la que las autoridades chinas niegan el visado, conoció a la pintora degollada en 1993. Dos años después se casaron en China y los padres de ella, que habían abierto un restaurante chino en Porto Cristo, les insistieron para que viajaran a Mallorca y se quedaran con ellos. «Empecé a trabajar en la cocina, pero todo era muy difícil. No conocía el idioma español, mi suegro me pagaba sólo 60.000 pesetas y vivía con ellos en la casa en donde luego fueron asesinados Weidi y David».