Hubo un gran despliegue por el posible suicidio, que no se consumó.

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«Si no me pagan lo que me deben, me tiro». Manadou Tounkara, un trabajador de Mali de 35 años de edad, se encaramó ayer a lo alto de una grúa de 30 metros de altura, ubicada en una obra de Peguera, y mantuvo en jaque durante una hora a las Fuerzas de Seguridad. El inmigrante trabajaba como peón para una empresa que recientemente quebró y durante este tiempo ha tratado, infructuosamente, de cobrar una deuda de 200.000 pesetas. Según parece, sus jefes hicieron oídos sordos a sus peticiones y ayer por la tarde, a eso de las 14'00 horas, Manadou entró en una urbanización en construcción de la calle Bona Vida de Peguera y se subió a una gran grúa.

El obrero africano, en previsión de que la policía hiciera descender el brazo mecánico, tomó los mandos de control y los subió con él. Cuando llegó a lo más alto comenzó a gritar y algunos trabajadores que se encontraban en las inmediaciones fueron los primeros en acudir para interesarse por lo que ocurría.

En los minutos siguientes llegaron varias dotaciones de la Policía Local de Calvià, ambulancias, bomberos, y media hora después dos patrullas de la Guardia Civil de Palmanova. El operativo esperó el desenlace a una distancia considerable de la grúa, ya que la consigna era no intimidar al suicida potencial, para evitar que cumpliera con sus amenazas. Las negociaciones fueron muy tensas y se prolongaron por espacio de una hora. En algunos tramos los participantes tuvieron la impresión de que Manadou iba a cometer una locura, pero finalmente el hombre desistió y se bajó de la grúa. Su lucha por cobrar las 200.000 pesetas, en cambio, continúa.