La familia del funcionario jubilado se encuentra destrozada tras
los tremendos acontecimientos de la noche del miércoles. Los cinco
hijos del matrimonio recibieron ayer el apoyo de familiares y
amigos, pero no podían ocultar su angustia por el estado de su
padre, que ha sido operado en Son Dureta.
Alfonso, uno de sus hijos, relató a este periódico que sus
padres no acostumbran a dejar la puerta de la cocina -por donde
entró el ladrón- abierta de noche y opinó que el delincuente actuó
de una forma tan violenta «porque se sintió acorralado». El joven
desmintió que hubiera existido un forcejeo previo entre su padre y
el agresor y añadió que el ladrón «fue a por él, aunque sabía que
era un hombre mayor que no podía defenderse». Alfonso aseguró que
el cuchillo utilizado en el apuñalamiento no era de la cocina, sino
que el atacante entró en la vivienda con él.
Fuentes médicas del hospital de Son Dureta aseguraron ayer por
la tarde que el estado de Pedro Carretero «es muy grave», si bien
su vida no corre peligro. Una de las puñaladas, la de mayor
gravedad, le seccionó la médula espinal. La punta del arma se dobló
y quedó alojada en la espalda del jubilado. Una segunda cuchillada
alcanzó al hombre en el costado derecho, pero no reviste tanta
gravedad como la primera. La víctima ha sido sometida a una
delicada intervención quirúrjica, y de momento se desconoce el
resultado. Ahora, todos los esfuerzos se centran en la localización
del sospechoso, que según algunas fuentes podría ser un toxicómano
que se encontraba bajo los efectos del síndrome de abstinencia.
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