El vehículo aplastó al pequeño con sus ruedas delanteras.

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La juez del juzgado de instrucción número 10 de Palma, María del Carmen Abrines, ha dictado una sentencia absolutoria para el conductor de un autocar turístico, a quien se le responsabilizó de la muerte de un niño británico, de tres años de edad. La sentencia explica que los hechos ocurrieron en la tarde del día 25 de enero del pasado año en el aparcamiento privado de un hotel de Magaluf, en la localidad de Calvià. El niño, llamado Samuel Jordan Sockett, irrumpió en la calzada de una forma imprevista, ya que salió de detrás de un coche. El conductor del autocar, en el que viajaban dos personas además del chófer, no se dio cuenta de la presencia del menor. El pequeño fue atropellado por las ruedas delanteras del vehículo. Murió aplastado en el mismo lugar de los hechos.

La sentencia de la juez de instrucción señala que el menor circulaba por la vía pública sin «ir acompañado de ninguna persona mayor de edad», puesto que sus familiares caminaban a unos metros por detrás de Samuel Jordan.

El chófer del autobús, que pese a que fue sometido a la prueba de alcoholemia, dio negativo, fue juzgado por una falta de lesiones imprudentes. No sólo se le reclamó una pena de multa, sino también una indemnización de más de once millones de pesetas, destinadas a la madre del niño, a su hermano y a sus abuelos. La compañía de seguros que cubría el autocar estaba en periodo de liquidación. Por ello se reclamó el dinero al Consorcio de Seguros, representado en el juicio por el abogado Alvaro Blanco. La indemnización ha sido denegada.