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J.F. MESTRE/J. JIMÉNEZ El asesino de la joven de Porto Cristo puede ser un psicópata. Esta es la conclusión que barajan los investigadores, que están convencidos de que el móvil del asesinato fue sexual. La Guardia Civil ha logrado averiguar, casi paso por paso, los movimientos que realizó el sospechoso. El alemán se llevó a la mujer de un bar de Cala Bona. Fue un encuentro de alguna forma casual, pero su intención no era ni mucho menos ayudarla, sino violarla. El agresor se llevó a la mujer a un lugar apartado. Ella se encontraba bebida y apenas se daba cuenta de a dónde iba. Cuando se percató ya era demasiado tarde.

El examen forense ha demostrado que se trató del típico ataque sexual. La víctima apenas pudo hacer nada para defenderse. Estaba algo aturdida por el alcohol, el agresor era más fuerte que ella y, además, la inmovilizó con sus propias manos. Nunca se sabrá si la mujer murió antes o después de satisfacer su deseo sexual del asesino, pero lo cierto es que no quería dejar testigos.

A pesar de que pueda tratarse de un psicópata y puede no sentir remordimientos con la muerte de la víctima, ello no evita que este tipo de criminales actúan con nerviosismo. La inexperiencia de est clase de asesino es siempre una baza que juega a favor de los investigadores. El escenario del crimen demuestra que los deseos del asesino eran dejar a la víctima cuanto antes. Nadie lo había visto matar a María del Carmen del Salto y se encontraba en un lugar apartado y oscuro. Tenía tiempo de enterrar a la víctima, pero no lo hizo. Se limitó a esconder su cuerpo debajo de una mata. Se dio cuenta de que la había matado y la dejó abandonada tal como la había atacado.