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El clan de Son Banya que ha sido desarticulado por la Guardia Civil movía unos 80 millones de pesetas mensuales con el tráfico de drogas. De esta cantidad, más de la mitad era beneficio, mientras que el resto se destinaba al pago de la droga y de las personas que se dedicaban a vender la heroína entre los consumidores.

Parte de las ganancias se invertían después en la compra de inmuebles y en negocios de máquinas expendedoras de bebidas.
El juez del juzgado de instrucción número 7 de Palma tomó declaración ayer a las cuatro personas que fueron detenidas por el GIFA de la Guardia Civil. Se trata de Carlos C.R., de 30 años, y su hermano Antonio, de 47. Los dos son hijos del difunto patriarca del poblado de Son Banya. También se detuvo a los empresarios José G.O., de 34 años, director de una empresa de financiación e inversión de Palma, y Pedro M.O., de 35 años, gerente de una empresa de Inca. Estas dos personas están acusadas de encargarse de «blanquear» los beneficios del tráfico de drogas. Pedro M.O., asistido por el abogado Ramón Riutort, quedó en libertad. Los otros ingresaron en prisión.

La Guardia Civil llevaba cuatro meses investigando este grupo, que se consideraba uno de los más importantes que se dedicaba al tráfico de drogas. El pasado miércoles se interceptó a dos «correos» que llegaron al aeropuerto de Palma portando más de un kilo de heroína. Se trataba de Julio P.P. y Lorenza S.M. Los dos son de Can Picafort. Los agentes creen que el jefe de este clan es Carlos C.R., alias «Charli», que era quien daba las órdenes de cómo debían realizarse los «pases» de droga y las inversiones con los beneficios.