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La Guardia Civil ha detenido a cinco matones llegados de Valencia que supuestamente debían extorsionar a un empresario de Santa Ponça para que les abonara una deuda por un asunto relacionado con drogas. El grupo se encuentra en la actualidad retenido en la Comandancia palmesana, a la espera de prestar declaración ante la autoridad judicial.

Los delincuentes, cuatro hombres y una mujer, llegaron hace algunos días a la Isla, en distintos viajes, y con la única intención de amedrentar al industrial y exiguirle una determinada cantidad de dinero (1.200.000 pesetas).

El grupo parece ser que contactó con el empresario y le conminó a pagar la «deuda», a lo que éste se negó. Como represalia, los matones se presentaron en el negocio de la víctima, cuando sólo se encontraban en su interior algunos empleados, y lo destrozaron. Su intención era, presumiblemente, agredir al dueño del establecimiento y darle el «último aviso», pero no consiguieron localizarlo.

El hombre puso los hechos en conocimiento de la Guardia Civil, que efectuó numerosas gestiones y obtuvo una buena pista para llegar hasta la banda. El lunes por la tarde, sobre las ocho, numerosos efectivos policiales se apostaron en el Passeig Marítim de Palma, frente a una conocida discoteca, y siguieron con discreción a los cinco sospechosos. Durante algunos minutos los guardias civiles se aseguraron de que los delincuentes no portaban armas y cuando se cercionaron de que no había riesgo se abalanzaron sobre los valencianos.

Testigos presenciales de la operación explicaron a este periódico que los matones fueron tumbados sobre la acera, mientras eran esposados. Ninguno de ellos parece ser que intentó huir, aunque en realidad no tuvieron tiempo de reaccionar. A continuación, los sospechosos fueron introducidos en vehículos policiales y trasladados hasta la 313 Comandancia de Palma, en la calle Manuel Azaña.

La operación de la Guardia Civil causó un gran revuelo en el Passeig Marítim, dada la rapidez y contundencia con la que se efectuó.