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Más de 300 ciudadanos rumanos han entrado en los últimos meses en Mallorca con intenciones delictivas, según cálculos de la Guardia Civil, que recientemente ha intensificado las actuaciones contra estas mafias organizadas. Sólo desde el mes de mayo la Benemérita ha detenido a más de 30, pero las dificultades para su localización son múltiples.

Como dato curioso, la mayoría de los rumanos provienen de la ciudad de Pristita y sus edades oscilan entre los veinte y los treinta años. Llegan a España a través de Italia y Francia y en Barcelona se embarcan con destino a la Isla. Casi todos tienen pasaporte y actúan en grupos de entre tres y siete personas, en general varones.

El denominador común de todos estos extranjeros es la frenética actividad delictiva que desarrollan en la Isla; no hay día que no hurten o se dediquen al «trile», ya que su objetivo es obtener el botín más suculento en un plazo corto de tiempo. Pero la Benemérita ha detectado que estas redes no se dedican exclusivamente a delitos menores, sino que también extorsionan a compatriotas afincados en Mallorca y que han prosperado económicamente.

El comportamiento de estos grupos es discreto y viven austeramente, a fin de no levantar sospechas. Se hospedan en hoteles y pensiones modestas y, a diferencia de otras bandas extranjeras, no alquilan coches de gran cilindrada ni chalets de lujo. Fuentes de la 313 Comandancia de la Guardia Civil, muy sensibilizada en las últimas fechas con este tipo de delincuencia, informaron ayer que aproximadamente el 80% del dinero y efectos robados en Mallorca lo envían a su país, en concreto a sus familias y a los jefes de las organizaciones mafiosas, mientras que el 20% restante lo invierten en «subsistir».