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Agustín F., el madrileño de 40 años detenido por la Guardia Civil en relación al crimen de Costa den Blanes, ha negado cualquier implicación en los hechos y ha sostenido que conocía a Antonio Andrades porque se lo presentaron en Málaga y luego ambos coincidieron en Mallorca. La Benemérita continúa a un ritmo frenético las pesquisas para esclarecer el asesinato.

El sospechoso residía en un apartamento de Cas Català y en la mañana del viernes, el mismo día en que apareció el cadáver en el solar de la calle Televisión, tomó un barco con destino a Valencia. Ya de noche, al llegar al puerto, fue arrestado por la Benemérita y dijo que tenía previsto desplazarse a Madrid para visitar a unos familiares. El individuo quedó recluido en los calabozos de la Comandancia valenciana y, a través de su abogado, negó la autorización para que los investigadores de Palma pudieran registrar su apartamento de Cas Català. Con todo, la inspección se efectuó ayer, incautándose documentación.

Las pesquisas, hasta la fecha, avanzan con lentitud porque los investigadores se han encontrado con un caso «complejo». Hay piezas que no encajan y algunos detalles contradictorios. Ningún testigo observó nada en la madrugada del asesinato y en la actualidad la Guardia Civil trabaja en las huellas recogidas en el Seat Ibiza para tratar de arrojar luz al caso. Un portavoz de la 313 Comandancia reconoció que la principal hipótesis que se baraja es la de un ajuste de cuentas por un turbio asunto de narcotráfico, pero insistió en que esta posibilidad se fundamenta, casi exclusivamente, en las declaraciones que efectuó Andrades días antes de morir.

El joven malagueño contactó con la Policía Local de Calvià y aseguró que querían matarlo; luego habló inconexamente de diez kilos de cocaína y de un puerto sin ubicar. La autopsia ha confirmado que la víctima entró con vida en el coche de alquiler y que murió asfixiado a consecuencia del incendio que «alguien» provocó en el interior del habitáculo. En el portón trasero se ha encontrado, por dentro, una abolladura por patada, lo que podría significar que Andrades, aturdido o semiinconsciente, intentó salir del maletero.

La víctima dejó el martes su apartamento de Sant Agustí después de que apareciera destrozado
Los últimos días de Antonio Andrades estuvieron rodeados de misterio. Sin ir más lejos, el pasado martes día 4 su casera de Sant Agustí se puso en contacto con la Policía Local de Palma para denunciar que «algo» pasaba en el apartamento que tenía alquilado la víctima. Una patrulla del 092 se desplazó a la vivienda y encontró sangre en la puerta de entrada. Luego, una vez en el interior, se encontró con el inmueble destrozado y más manchas de sangre. Antonio Andrades tenía la cara marcada (al día siguiente también recibió una paliza) y dijo que no se acordaba de nada. Había tomado tranquimacín y alcohol y estaba aturdido. De camino al hospital de Son Dureta comentó a los agentes municipales que le perseguían y que querían matarlo. De vuelta a su apartamento, la dueña le indicó que debía abandonarlo inmediatamente y Andrades se alojó en un hotel de Cala Major.